— Especialmente Hades. — El gesto de Idia no la tomó por sorpresa, se había presentado en el dormitorio Ignyhide precisamente por esa razón; comer un trozo de uno de sus pasteles favorito. Tomo la peculiar llave con notable alegría, lanzándose luego a abrazar por el cuello a su contrario. — ¡Gracias Idia! — Así como lo abrazo, lo liberó para dirigirse hacia el refrigerador, dispuesta a abrirlo inmediatamente.

— Los reyes a veces no toman muy buenas decisiones, ¿verdad? —Los brazos los mantenía dentro de los bolsillos, inclinado ligeramente hacia la recrutadora, sacó de su bolsillo una cajita y se la ofreció — Toma, hoy sirvieron un poco de tu pastel en la cafetería. Si vas al frigorífico encontrarás una rebanada.

— Lady Perséfone fue quien me dio esta corona. Si Hades la quita, deberá de enfrentarse a ella. — Sonrió bastanre feliz, sabiendo que su reina tenía un carácter digno del infierno cuando se molestaba.

— Te queda bien la corona, ya quiero ver cuando Hades la arranque en uno de sus ataques de furia.