Eso era peligroso e insano, imposible de que pudiese entregarse dócilmente a Izuku, bueno, en sus tiempos de academia había Sido diferente, ahora se sentía culpable de las reacciones de su cuerpo, de lo excitada que estaba y sus pezones respondían de forma bastante natural, endureciendose ligeramente. Ella movió su cuello varias veces queriendo alejar al varón de él, pero solo logro que más mordidas me sacaran suspiros y gemidos así sea pequeños. Quedó ahí, contra una pared dura y tosca mientras el varón atacaba su cuello, sus pezones y ahora su entrepierna.

— Yo no soy una posesión...

Respondió con firmeza para luego poner sus manos en los hombros del villano, no quería permitir aquello, pese a que en el fondo lo amaba no podía entregarse a lo que era ahora, le dió un empujón bastante fuerte.