Lo se padre.-Había estado aprendiendo sobre los clanes y demás historia, para su corta edad ya sabía más que cualquier niño u adolescente-

—Lo serás, recuerda que tomaras mi lugar como madre de nuestra raza— Respondió mientras veía a su hija.

¡Seré como tú algún día!-Dice entusiasmada acercándose hasta su cama para subirse en ella tomando un peluche entre sus brazos-

—Por supuesto, mi deber es enseñarte a usar tus habilidades y mostrarte tus debilidades— Sus pasos se detuvieron, habían llegado a la habitación de la pequeña, abrió la puerta y se adentro al lugar dejando a su hija sobre la cama.

Papi.. ¿Me enseñarás a defenderme?-La curiosidad era evidente sin embargo todo en ella era una copia del mayor hasta en su modo de hablar y moverse-

—Perfecto, eso me daja más tranquilo — Alejó su mano y la colocó sobre su pequeño cuerpo para continuar sosteniendola mejor.

Si alguien intenta tocarme perderá la cabeza.-Aquella frase era su favorita hasta el momento muy probablemente ya la había aplicado algunas veces, sonrio al sentir la gran mano de su padre sobre su cabeza-

—Eso espero porque no siempre podre estar a tu lado. Confió en que tu no lo permitiras. . . Las únicas manos que pueden tocarte. . .— Antes de terminar su frase llevo su gran mano a la pequeña cabeza de su hija posandola sobre esta con delicadeza. —. . .son las mías—

Iugh papi nadie va a poner sus sucias manos sobre mi.-Arruga su nariz con molestia ante las palabras de su padre consciente de que en el futuro quizá tenga que casarse aunque faltaba tiempo para ello.-

—Eres una princesa cariño — Con el dorso de su dedo índice le otorgo una suave caricia a su pequeña en la mejilla. —Cuando crezcas tendré que cuidarte mucho, porque si ahora eres linda, de adulta serás una belleza y no quiero que cualquiera ponga sus manos en ti—