Tan cerca de ella, su perfume. Haruki se sentía relajado, incluso no se dio cuenta, pero había apegado su mejilla con la de ella. Tenerla tan cerca era como estar rodeado de árboles de cerezo y ver caer los pétalos. Era algo que Haruki amaba, y sentir eso con ella lo sorprendía, como también le agradaba. Cuando tomó la foto y escuchó la pregunta de la mujer él sonrió divertido.

—No me preocuparía siendo tú, señora Yor. Es usted muy guapa, es imposible que salga mal.

Confesó mientras se metía en la galería. En la foto se podía ver que él cerró los ojos, parecía dormido a lado de ella.