—No tengo nada que perder —se dijo guardando el teléfono, la dirección según decía que estaba en el sitio correcto.
De ella saberlo quizá la haría preocupar, se sentía en realidad un acosador. Pero la esperanza de poder verla por mera coincidencia lo llevaron a buscar la zona en dónde Alessa vivía. Tenía cierta inseguridad por el lugar. "Al menos de día estoy más seguro, ¿Verdad?" pensó luego de mirar a unos tipos en una esquina, como acechando. El azabache hasta tragó grueso.
— Si tuviéramos que pensar en el que más me gusta comer sin duda seria el corn pop. Pero también el zucaritas me gusta bastante, como mucho cereal... es porque no sé cocinar nada y no tengo tantas opciones para tener en el lugar que vivo.
Tenía la sensación de querer abrazarse a él, como era la única manera que conocía para dar cariño, no sé media a la hora de estar cerca del menor. Cierto era que el suéter también era un distractor para Haruki. No quería que se diera cuenta del motivo por el cual no iba a trabajar en unas dos semanas, convirtiendolo en su último cliente, y eso que ya habían pasado días. Frank no se midió con los golpes. En total sería casi un mes, dependiendo de lo poquísimo que había ahorrado, porque nadie quería una puta llena de golpes, al menos sin haberlos causado. El camino fue corto hasta el mini market.
