-Le siguió con la mirada y acompañó el viaje girando un poco su cabeza y caderas, no quería perderlo de vista ya que no conocía demasiado de él, solo llamó su atención aquella vez que lo vio con el otro señor tuerto.- Puedes usar lo que desees, de aceptar, se te dará total libertad. Tenemos un contrato de confidencialidad y seguridad. Nos manejamos como una empresa aunque vivamos en la clandestinidad. Como nadie nos da trabajos dignos, buscamos que sea lo mejor para todos. -Desde luego que rió ante esa amenaza.- ¿Por qué estaría divulgando tu privacidad? Pero si quieres azotarme... ¿Por qué no~?