Sintio el tiron de Anna al callejón y no opuso resistencia, la siguió, tal vez encontrarían un atajo mas rápido, con la joven princesa todo era inesperado. Y en ese momento no seria la excepción, una vez ella se despojo de sus camisa sin siquiera darle la espalda quedando al decubierto su torso, se aclaro la garganta desiviando ligeramente la mirada. No habia visto a Anna en paños menores, y mentiría si dijera que no le llamara poderosamente la atención, su piel, sus curvas, y en ese momento en que nadie los veía, pero desafortunadamente no duro mucho pues se coloco la playera y estuvo dispuesta a seguir, ya tendría la oportunidad en otro momento de incluso atreverse a recorrer cada centímetro de su piel, pues no podía negar dos cosas, independientemente de ser un príncipe era un hombre y la segunda y mas importante era que Anna era realmente hermosa.