About Me About Me Notes
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—Nunca eres suficiente, cariño. Y es por ello que debes entender que no espero menos de ti, que todo.
Los ojos plateados de la niña suspiraron ante tal demanda, sintiéndose incómoda, intimidada, triste y frustrada. Cada vez que intentaba retroceder, el pelirrojo levantaba su mano con la burla instalándose en sus ojos y rozaba su mejilla, manteniéndola quieta. Aquello era suficiente para temerle. Sabía que podría hacer cosas peores, no quería tentar la poca suerte que tenía. No quería que llamase a sus amigos y entre todos la colocaran en el piso mientras se debatían en cuál sería la mejor forma de menospreciarla ese día. No quería que llenara su cabello de la cosa viscosa y rojiza, como amenazó hacerlo la semana pasada. ¿Qué es lo más valiente que podía hacer? ¿Revelarse? Sin embargo, cuando ponía su brazo sobre el árbol y la acorralaba de esa forma. Cuando inclinaba su rostro pelirrojo y rozaba sus pestañas con sus labios. Cuando acercaba su cuerpo, sin tocarla, pero violando cualquier espacio que tenía. Y los ojos. De un azul penetrante, observándola de forma que se sentía desnuda y vulnerable. Sólo podía jadear. Desear no estar ahí. Cerrar los ojos y dejarse llevar. Él lo dijo, nunca sería suficiente. Porque siempre quería todo de ella; y ella le daría todo.
Esa vez no estaría su hermano para ayudarla mientras empezase a gritar e intentara huir lo más pronto posible. La figura imponente y alta del albino no se haría presente, no le sostendría la mano, no invocaría a las hadas y destruiría el monstruo. Y él lo sabía, porque por él es que los habían separado unos meses atrás. Crimson. Tan rojo, tan destructivo, el pecado mismo. Cuando posó su mano en su cadera, acercando sus caderas, cerró los ojos avecinando la tortura.
—O simplemente podríamos interrumpir en la habitación y fingir que no sabemos nada, azorándolos. ¿Qué es lo peor que puede pasar, que nos lancen un zapato? —murmuró la albina, mirándole con la burla plasmada en cada facción infantil. Detrás de la puerta se encontraban las personas en quien más interés tenían ambos, en la peor situación posible para sus corazones. Pero ahí estaban, fingiendo que podían reírse y que no les afectaba en lo absoluto. Ella le observó con cuidado, fijándose en sus labios. Desvió la mirada tan pronto un sonido sordo, de algo cayéndose, se escuchó del otro lado de la puerta. Ella lo empujó, hacia atrás, hasta que se escondieron en la esquina del pasillo. Segundos después la entrada a la habitación se desplazó a los laterales y una mujer y un hombre salieron de ella, riéndose y mirándose con rostros sonrojados. —Lo siento. —Susurró la muchacha, apoyándose en el hombro del chico, mientras su aliento acariciaba su cuello. —Lo intentamos.[/code]
F L A S H B A C K — I.
Well, you hold the line when every one of them is giving up or giving in, tell me in this house of mine.
Well, you hold the line when every one of them is giving up or giving in, tell me in this house of mine.
—Nunca eres suficiente, cariño. Y es por ello que debes entender que no espero menos de ti, que todo.
Los ojos plateados de la niña suspiraron ante tal demanda, sintiéndose incómoda, intimidada, triste y frustrada. Cada vez que intentaba retroceder, el pelirrojo levantaba su mano con la burla instalándose en sus ojos y rozaba su mejilla, manteniéndola quieta. Aquello era suficiente para temerle. Sabía que podría hacer cosas peores, no quería tentar la poca suerte que tenía. No quería que llamase a sus amigos y entre todos la colocaran en el piso mientras se debatían en cuál sería la mejor forma de menospreciarla ese día. No quería que llenara su cabello de la cosa viscosa y rojiza, como amenazó hacerlo la semana pasada. ¿Qué es lo más valiente que podía hacer? ¿Revelarse? Sin embargo, cuando ponía su brazo sobre el árbol y la acorralaba de esa forma. Cuando inclinaba su rostro pelirrojo y rozaba sus pestañas con sus labios. Cuando acercaba su cuerpo, sin tocarla, pero violando cualquier espacio que tenía. Y los ojos. De un azul penetrante, observándola de forma que se sentía desnuda y vulnerable. Sólo podía jadear. Desear no estar ahí. Cerrar los ojos y dejarse llevar. Él lo dijo, nunca sería suficiente. Porque siempre quería todo de ella; y ella le daría todo.
Esa vez no estaría su hermano para ayudarla mientras empezase a gritar e intentara huir lo más pronto posible. La figura imponente y alta del albino no se haría presente, no le sostendría la mano, no invocaría a las hadas y destruiría el monstruo. Y él lo sabía, porque por él es que los habían separado unos meses atrás. Crimson. Tan rojo, tan destructivo, el pecado mismo. Cuando posó su mano en su cadera, acercando sus caderas, cerró los ojos avecinando la tortura.
F L A S H B A C K — II.
Nothing ever comes without a consequence or cost. Tell me, will the stars align?, will heaven step in?, will it save us from our sin?, will it? Because this house of mine stands strong.
Nothing ever comes without a consequence or cost. Tell me, will the stars align?, will heaven step in?, will it save us from our sin?, will it? Because this house of mine stands strong.
—O simplemente podríamos interrumpir en la habitación y fingir que no sabemos nada, azorándolos. ¿Qué es lo peor que puede pasar, que nos lancen un zapato? —murmuró la albina, mirándole con la burla plasmada en cada facción infantil. Detrás de la puerta se encontraban las personas en quien más interés tenían ambos, en la peor situación posible para sus corazones. Pero ahí estaban, fingiendo que podían reírse y que no les afectaba en lo absoluto. Ella le observó con cuidado, fijándose en sus labios. Desvió la mirada tan pronto un sonido sordo, de algo cayéndose, se escuchó del otro lado de la puerta. Ella lo empujó, hacia atrás, hasta que se escondieron en la esquina del pasillo. Segundos después la entrada a la habitación se desplazó a los laterales y una mujer y un hombre salieron de ella, riéndose y mirándose con rostros sonrojados. —Lo siento. —Susurró la muchacha, apoyándose en el hombro del chico, mientras su aliento acariciaba su cuello. —Lo intentamos.[/code]