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siempre arriba, miró que estaba conectada y de manera juguetona le envió "Deja de ver anime, ve a dormir", y sin evitarlo se ríe por su travesura, miró un poco mas y se encontró con el chat de Hanary, entrando solo por mera curiosidad y tras verle en linea, luego de las 3:40 am, decide escribirle a ella, no era normal que estuviera despierta a esas horas de la madrugada.-

Esto es novedad, ¿Desde cuando te desvelas en las madrugadas?

-Redactó el mensaje y lo envió sin dudarlo, regresando poco después a su cama para sentarse en la orilla de la misma en espera de respuesta de alguna de las dos chicas.-
"Deberías dormir..." -Dijo aquella voz dentro de la cabeza del muchacho, él se encontraba costado en la cama pero no de la manera correcta, su cabeza colgaba del costado de la misma y su cabello se meneaba a cada movimiento que él hiciera. En ese momento miraba el techo y tras negar con la cabeza respondió.- No tengo sueño... No sé porque...

-Estiró su mano para alcanzar el celular que se encontraba sobre una pequeña mesa al lado de la cama, y tras encender la pantalla, tiró accidentalmente el mismo por el brillo de este. Se levantó de golpe, sentándose en la cama y restregando sus parpados intentando aliviar la repentina molestia provocada por el brillo intenso de la pantalla.-

Idiota... -Se reclamó a si mismo por nunca bajarle el brillo al celular, se bajó de la cama y lo recoge, ya mas acostumbrado le bajaría el brillo a cero y como su habitación estaba oscura, podía ver perfectamente la pantalla. Miró sus contactos, el chat con Mady estaba...
Maredy podría ser considerada muchas cosas por sus amigos, incluso como el mayor rumor decía, era una "dramática chismosa", y si, tal vez tenían razón en lo primero, pero en lo segundo no tanto. No era que ella fuera chismosa, era solo que le gustaba estar bien informada y le gustaba tener de que hablar con sus amigos.

Aquel día había sido de puro "chisme" entre ella y Hanary y la rubia no perdonaba las madrugadas.

— ¡Han! ¿Qué crees lo que me dijo Yuriko? ¡Que Suzuki si se besó con Gael! ¿Puedes creer? A parte dice que anda de volada con un profesor y que hasta mensajes "por error" le ha mandado. Yo digo que se hará un problemón, ¿o tú cómo crees? ¿Crees que la acusen? —

Decía el mensaje de texto que llegaba hacía la albina a las 3:38 am.
Despertó del sueño. Lyhn se encontraba dormida sobre su cama, cubierta de sudor, con las sábanas sobre el suelo de su habitación, el reloj apuntaba a las 3:33 de la madrugada en punto. Se reincorporó, tomando asiento a la orilla del colchón y reposó sus manos sobre su rostro, soltando un profundo suspiro. De no ser por Syria, seguramente ella habría muerto en aquella ocasión cuando era niña.
Un sueño tan extraño, para una Hanary que comenzaba a superar sus propios miedos.

– Solo un sueño...
Siguió caminando, la cabaña y el lago permanecían muy presentes en su mente. Cuando se adentró al bosque, como por arte de magia, la gigante rama de un árbol se rompió y cayó a gran velocidad en dirección a ella; solo atinó a levantar la cabeza y cerrar los ojos con fuerza, dispuesta a recibir el impacto.
Los segundos habían avanzado y ella no había sido golpeada, curiosa, comenzó a abrir sus párpados poco a poco, con la sorpresa de que la rama del árbol flotaba por encima de ella gracias a una ráfaga de viento que rodeó su cuerpo.

"No te preocupes, Hanary, sigue caminando, ya casi llegas a casa".
Le murmuró una voz misteriosa, una voz que, de alguna manera, la llenaba de nostalgia, pues era seguro que antes ya la había escuchado.
Un lago. Una cabaña de madera deteriorada. Unas vías de tren. Todo venía a su mente, como flashbacks momentáneos que lograban aturdirla. Una pequeña Hanary de tan solo 9 tiernos años caminando sin rumbo, siguiendo como única dirección las propias vías del tren. No sabía a dónde la guiaban, ni siquiera recordaba cómo había llegado ahí. Abrazaba contra su pecho su pequeño conejo de peluche, percudido por la tierra. Sus mayas rotas, e incluso su rostro polveado como si hubiera rodado cuesta abajo sobre una montaña, pero, de milagro, ni un solo rasguño que representará un deterioro en su salud o algo que pudiera agravarse con el pasar de las horas.
¿Y sus padres? ¿Ella había escapado, pero cómo? No tenía intención de hacerlo, en su casa era una niña muy querida y consentida.

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