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Hanaogi · 22-25, F
Complacido, el hombre tomó el saco de monedas, y lo guardó entre su yukata, con cuidado y respeto ante todo. Volvió a reverenciar al frente. "Con esto es más que suficiente, buen señor, puede comer comer, beber, dormir, y disfrutar la compañía de nuestra mejor dama por una semana, si así lo desea. Aunque, por supuesto, es bienvenido a quedarse más tiempo." hizo una señal con la cabeza, y las hashi-jōro salieron con premura a hacer los respectivos preparativos.
Pasaron tan sólo un par de minutos, cuando las puertas del salón se abrieron, y entró una procesión de mujeres con bebida, comida, e instrumentos musicales. Y detrás de ellas, siguiendo el sonido de un khakkhara, la Oiran mencionada apreció, caminando a paso lento y ceremonioso, con movimientos delicados de sus pies desnudos, y la vista en el suelo.
Pasaron tan sólo un par de minutos, cuando las puertas del salón se abrieron, y entró una procesión de mujeres con bebida, comida, e instrumentos musicales. Y detrás de ellas, siguiendo el sonido de un khakkhara, la Oiran mencionada apreció, caminando a paso lento y ceremonioso, con movimientos delicados de sus pies desnudos, y la vista en el suelo.
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