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About Me
En la mitología griega, Hades es el señor que reina a los muertos, el gobernante del inframundo, además del dios de las riquezas. Es una de las divinidades más poderosas de todo el panteón clásico, a la par de Posedión, siendo superando en poder solo por Zeus. Hades rara vez abandona el Inframundo para visitar la tierra, por lo que pocas veces se mezcla en los asuntos de los mortales.
Hades es hijo de Crono y Rea. Crono, temeroso de correr la suerte que él mismo había dispensado a su propio progenitor y de cumplir la profecía de que sería derrotado a manos de un hijo suyo, tomó la decisión de ir devorando a todos sus hijos a medida que éstos iban naciendo, de modo que ninguno de ellos pudiera desafiarle y arrebatarle el poder una vez llegado a la edad adulta. De este modo, el pequeño Hades fue engullido por el poderoso Cronos. Sin embargo, Zeus, otro de los hijos de Crono y Rea, consiguió sobrevivir gracias a un engaño de su madre, Rea, quien le dió una roca a Crono y escondió a Zeus. Al llegar a la edad adulta, Zeus desafió y derrotó a su padre, liberando a todos sus hermanos de las entrañas de Crono. De este modo, Hades quedó libre y se unió a su hermano Zeus en su lucha contra los titanes para hacerse con el control del mundo, la guerra conocida como la Titanomaquia. El dios Hades poseía un arma única, forjada por los cíclopes en las fraguas de las entrañas de la tierra: un casco de invisibilidad. Oculto gracias a los poderes de este artefacto, logró infligir grandes daños a sus enemigos.
Tras la victoria de Zeus, éste decidió repartir el universo con dos de sus hermanos. Los hermanos Zeus, Poseidón y Hades acordaron dividirse al azar los tres dominios al sacar una gema de las tres disponibles: los cielos y la tierra, los océanos y mares, y la última representando el Inframundo. Zeus tuvo el primer turno, hizo trampa y eligió para sí mismo los cielos y la tierra. Después paso Poseidón, quien traicionó también la confianza de Hades y obtuvo el gobierno de las aguas y los océanos. A Hades le correspondió entonces el mando sobre el inframundo, lugar al que se dirigían las almas de los mortales tras su muerte. De este modo, el dios Hades se convirtió en el señor de los muertos.
Muchos siglos después, la joven Perséfone se encontraba paseando y recogiendo flores por los campos de Nisa, en Sicilia, cuando el dios Hades la observó desde su trono en el reino de los muertos. Al instante, el dios, quedó prendado de la belleza de la joven y decidió convertirla en su esposa. Hades montó en su carro y se espoleó a sus caballos para dirigirse hacia los campos de Sicilia a toda velocidad. La joven Perséfone sintió cómo la tierra temblaba bajo sus pies. Frente a ella, se abrió una enorme grieta por la que surgió Hades montado en su carro tirado por caballos infernales. Antes de que Perséfone pudiera reaccionar, el dios la cargó en el vehículo y regresó con ella a su palacio subterráneo.
Al pasar los días y comprobar que su hija no regresaba a su hogar, la diosa Deméter inició un largo peregrinaje por el mundo en su busca. Pese a que consulto a todos los dioses y hombres que se cruzo en su camino, ninguno pudo darle noticia alguna del paradero de la joven Perséfone. La diosa, enfurecida por la desaparición de su hija, retiró sus favores a la tierra y la condenó de este modo a un invierno eterno. Los campos dejaron de producir frutos y los humanos comenzaron a morir de hambre.
Sólo la intervención de Zeus, que descubrió la presencia de Perséfone en el inframundo, solucionó el conflicto. Por medio de su mensajero, el dios Hermes, Zeus pidió a Hades que permitiera que la joven regresara con su madre. El astuto dios de los muertos, temeroso de una posible represalia por parte de Zeus, accedió, pero ingenió una estratagema para lograr que Perséfone siguiera junto a él. A sabiendas de que cualquiera, dios o mortal, que tomase algún alimento en el infierno tendría que permanecer en él, Hades le ofreció a Perséfone antes de su partida un grano de granada. La joven, confiada, se comió el dulce fruto y trató de regresar con su madre. Sin embargo, las leyes del infierno eran muy claras para todos aquellos que hubiesen probado algún alimento en el reino de los muertos. Perséfone estaba atada al reino subterráneo para toda la eternidad. Para evitar la cólera de Deméter, Zeus logró que Hades y ella llegaran a un compromiso. Perséfone pasaría en el infierno junto a su esposo un tercio del año, y regresaría a la tierra el resto del tiempo. Hades y Deméter aceptaron la decisión de Zeus. De esta manera explicaban los antiguos griegos la sucesión de las estaciones.
En la actualidad, Hades y Persefone se encuentran divorciados desde hace siglos. Sin embargo debido a siglos de su presencia en el inframundo, esta se convirtió en la diosa del inframundo. Su retirada definitiva del lugar intervendría en las estaciones en la Tierra, además de alterar el gobierno sobre el inframundo y romper el trato hecho con Zeus. Persefone sigue descendiendo cada seis meses a gobernar el inframundo a lado de Hades, quien le considera su mejor amiga.
Hades, al ser un dios, tiene la capacidad de alterar su forma a placer. Puede adoptar cualquier característica que desee en forma humana, pero es incapaz de transformarse en animales o seres no humanoides. Sin embargo, prefiere usar su forma original.
Tiene cabello negro profundo que llega a por debajo de los hombros, aunque a veces lo corta por facilidad. Sus ojos son azules intenso en sus días comunes, una modificación que ha optado por portar para asemejar un humano. Sin embargo, cuando se enoja su fachada cae y sus ojos reales aparecen: los iris reflejan las azules llamas infernales y la esclera se pone negra. Su expresión es de constante disgusto, especialmente si se encuentra cerca de los dioses Olímpicos. Otra expresión que se ve continuamente en su rostro es de burla, sobre todo cuando logra fastidiar a cualquiera que se cruce en su camino. A pesar de esto, su penetrante mirada y porte de superioridad logra asustar a cualquier criatura e incluso a algunos dioses menores. Por ello y sus acciones, los habitantes del inframundo le tienen miedo.
Su complexión es atlética: delgado y con músculos marcados, sin llegar a ser extremadamente musculoso. Es el cuerpo de un corredor o un bailarín de ballet. Este tipo de cuerpo le permite ser fuerte en pelea, pero además ser ágil y veloz.
Mide 1.87 metros aproximadamente, siendo bastante alto, pero no tanto como otros dioses.
Hades es un hombre desequilibrado. Su actitud varía demasiado, pero se divide en algunas principales emociones y facetas: burla, desprecio, orgullo y enojo.
Detesta a los dioses olímpicos y aún más a los Titanes. Por eso, pese a odiarles po haberle exiliado al inframundo, detesta dejar su reino o ir al Olimpo. Los doce dioses olímpicos le causan repulsión y la demuestra lo más posible. Sostiene un odio profundo hacia sus hermanos y aún más por Zeus. La única persona a la que odia más que al rey de los dioses es a su propio padre: Crono.
Ese odio que siente por los otros dioses también lo canaliza en forma de burla. Todo habitante de Olimpo tiene su desprecio automático y por ende será objeto de su incansable ironía, incluso los dioses menores. Se ha hecho su misión personal el lograr enojar a cualquier persona en menos de diez segundos.
Los habitantes del inframundo le tienen pánico. Huyen al verlo en las calle o en los poblados. Incluso las almas se mantienen lejos y aquellas que agonizan en el río cesan sus gritos por miedo a él. Pasa la mayor parte del tiempo en su palacio por esto. Es un rey que gobierna con puño de acero pero trata de ser justo pese a todo. Cualquier que no le conoce bien diría que odia al inframundo, pero la realidad es que terminó enamorado del lugar y ahora es parte de sí mismo.
Es impulsivo y tiene mal humor por lo que cualquier falta de respeto le hará estallar en ira. Es cruel y sádico, conocido por nunca ser misericordioso con sus enemigos y disfrutar de torturarlos. Sin embargo nunca ataca sin una intención por detrás, siempre calcula sus movimientos a la perfección. De igual forma, cualquier reto que se le es presentado lo hace por peligroso que sea, pues su orgullo siempre está en juego.
Es un gran estratega. Aquellos que le ven más de cerca dirían que es un dios inteligente y curioso. Está interesado en partes iguales en la ciencia y la divinidad. Gusta de diseñar armas e idear planes para sus acciones.
Pocas personas son cercanas a él. Incluso la que fue su esposa, Perséfone, jamás llegó a conocer sus lados más ocultos. Es reservado y cerrado. Nadie le ha visto llorar nunca. Su lado más paciente sale con su hija Melinoe, su consentida. Sus demás hijos (Cerbero, Macaria, Zaegrus y Charon) también le producen cariño profundo aunque trata de ocultarlo. Thanatos es el único amigo real que ha tenido y con quien más ríe, es también la única persona que ha visto su faceta más suave y dulce: su enamoramiento.
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