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UmbraEterna · M
-( Turno recopilado enviado vía chat. )-
H U N T E R
« Una pequeña piedra golpeaba el suelo al caer desde la parte superior de una estructura vieja, descuidada y muy golpeada por el tiempo. Una silueta oscura se notaba en la parte superior del lugar, observándolo con un brillo de relojes manchados de sangre con bordes naranjas en su interior sobre su hombro de sus recientes objetivos como trofeos. Ladeaba entonces la cabeza de un lado cuando lo escucho, con las cuencas de sus ojos profundamente oscuros como el mismo abismo de esa mascara negra a verle. Respondiendo aquel saludo luego con una elevación de su mano cubierta de un grueso guante de cuero sin palabra alguna del individuo. »
----
-( Sountrack de la escena: https://youtu.be/ZF_4ES3Gc8I )-
Acto I: “El zorro y El Leviatán”
Extraño y aterrador, serían las palabras utilizadas por los incautos e inexpertos a la hora de explicar como en medio de un movimiento palpitante y sonidos viscosos la oscuridad se retrajo en dirección del regente infernal borrando el ilusorio lugar a donde creyó llegar “El cazador”, develando, como lo haría un telón de fina tela negra la realidad de la escena cuyo protagonista solitario; el hombre de cabellos cortos de plata, se encuentra erguido y con sus brazos cruzados a la altura de su pecho sobre el barandal de la azotea del Empire State Building perfectamente iluminado. Le gustaba ir allí para pensar y maravillarse por el ingenio humano siendo la oscuridad de la noche su manto y la diosa Lunar en lo alto su guardiana.
- Es usted consciente sublime ser, que los textos indican que soy la criatura menos indicada para ser acechada.
Sus palabras fueron suaves y directas con el tono propio de una autoridad confiada e imponente en medio de vientos iracundos y gélidos que sobrenaturalmente perfumados evadían al heraldo maldito y buscaban chocar directamente contra “el zorro” de improvisto, ubicado tras Umbra un piso más arriba, allí donde la saliente circular sostiene la gran aguja del edificio que apuñala los cielos.
Sus prendas se agitaban con desenfreno; elegantes telas que conforma un conjunto negro de zapatos bien lustrados, pantalón de dril ajustado cernido por un cinturón de cuero y hebilla circular de plata con el blasón en bajo y alto relieve de su legión y nombre. Su tronco superior contaba con un chaleco abotonado al centro sobre una camisa de seda manga larga y una corbata satinada adornada con ribetes en forma de rosas y tallos intrincados. En definitiva, aquel lienzo oscuro parecía una obra de arte atemporal cargada de misterio que genera una atmósfera densa y viciada por un extraño aroma embriagante, de esos que quedan untados sobre el paladar y este tenía un sabor a miel, sangre y rosas.
H U N T E R
« Una pequeña piedra golpeaba el suelo al caer desde la parte superior de una estructura vieja, descuidada y muy golpeada por el tiempo. Una silueta oscura se notaba en la parte superior del lugar, observándolo con un brillo de relojes manchados de sangre con bordes naranjas en su interior sobre su hombro de sus recientes objetivos como trofeos. Ladeaba entonces la cabeza de un lado cuando lo escucho, con las cuencas de sus ojos profundamente oscuros como el mismo abismo de esa mascara negra a verle. Respondiendo aquel saludo luego con una elevación de su mano cubierta de un grueso guante de cuero sin palabra alguna del individuo. »
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-( Sountrack de la escena: https://youtu.be/ZF_4ES3Gc8I )-
Acto I: “El zorro y El Leviatán”
Extraño y aterrador, serían las palabras utilizadas por los incautos e inexpertos a la hora de explicar como en medio de un movimiento palpitante y sonidos viscosos la oscuridad se retrajo en dirección del regente infernal borrando el ilusorio lugar a donde creyó llegar “El cazador”, develando, como lo haría un telón de fina tela negra la realidad de la escena cuyo protagonista solitario; el hombre de cabellos cortos de plata, se encuentra erguido y con sus brazos cruzados a la altura de su pecho sobre el barandal de la azotea del Empire State Building perfectamente iluminado. Le gustaba ir allí para pensar y maravillarse por el ingenio humano siendo la oscuridad de la noche su manto y la diosa Lunar en lo alto su guardiana.
- Es usted consciente sublime ser, que los textos indican que soy la criatura menos indicada para ser acechada.
Sus palabras fueron suaves y directas con el tono propio de una autoridad confiada e imponente en medio de vientos iracundos y gélidos que sobrenaturalmente perfumados evadían al heraldo maldito y buscaban chocar directamente contra “el zorro” de improvisto, ubicado tras Umbra un piso más arriba, allí donde la saliente circular sostiene la gran aguja del edificio que apuñala los cielos.
Sus prendas se agitaban con desenfreno; elegantes telas que conforma un conjunto negro de zapatos bien lustrados, pantalón de dril ajustado cernido por un cinturón de cuero y hebilla circular de plata con el blasón en bajo y alto relieve de su legión y nombre. Su tronco superior contaba con un chaleco abotonado al centro sobre una camisa de seda manga larga y una corbata satinada adornada con ribetes en forma de rosas y tallos intrincados. En definitiva, aquel lienzo oscuro parecía una obra de arte atemporal cargada de misterio que genera una atmósfera densa y viciada por un extraño aroma embriagante, de esos que quedan untados sobre el paladar y este tenía un sabor a miel, sangre y rosas.