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anthonemile · 31-35, M
Como bien sabía, al rey rojo le enloquecian aquellos pechos, era su parte favorita en una mujer. Por lo que se deleitaba jugando con aquello suaves y jugosos pechos que tenía al alcance y que eran sólo para él.
Sin más preámbulos, retiró aquella delicada barrera de tela para así poder jugar con ellos con plena libertad, tocando con su lengua los suaves y rosados pezones que asomaban provocativamente
Sin más preámbulos, retiró aquella delicada barrera de tela para así poder jugar con ellos con plena libertad, tocando con su lengua los suaves y rosados pezones que asomaban provocativamente
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