Tan pronto como se afirmó a su mano y forzó una sonrisa, esta se torció al recordar otra cosa.— ¡Tengo miedo de que me vuelvan a picar las caries! —Su voz se volvió a quebrar entre sollozos. Su nariz escurrió casi al instante, así que sorbió sonoramente y bajó del podio con su ayuda. Como no estaba acostumbrada a ser tratada tan bien, se arrepintió de haber querido matarlo de nuevo la última vez que le vio, presa de celos. Y quizá se pasó al pedirle a su amigo más matón que lo matara... pero sólo un poquito.
Se sintió pequeña bajo su brazo, pero no sé quejó. Aunque si negó con la cabeza.
— Aún no quiero hablar de ello... lo último que necesito es un regaño.