Sabía que cada vez que hacía ese tipo de comentarios era como la activación de su mecanismo de defensa. No la entendía, de hecho dudaba alguien lo hiciera, pero eran personas jodidas y rotas, y antes le había dicho que solo gente como ellos podían apoyarse indiferentemente de los problemas. Le llevaba a la salida de ese teatro abandonado donde su motocicleta, Demzamtiger estaba aparcada.
—Si es el caso, pues no hay McFlurry— Obviamente bromeaba, incluso soltó una suave risa mientras le palmeaba el hombro. Una vez frente al vehículo, él lentamente le soltó para poder verle a los ojos. Ese comentario le hizo pensar qué podría haberle causado eso y simplemente asintió en silencio por ahora. La zurda buscó el casco de acompañante para dárselo a la arlequina.
—Está bien. Vamos por tu helado y ya decides tú si contarme o no. Sin prisa, sin presiones, ¿ok? — Le sonrió de manera sincera. No quería verla así pero respetaba su privacidad.
Tan pronto como se afirmó a su mano y forzó una sonrisa, esta se torció al recordar otra cosa.— ¡Tengo miedo de que me vuelvan a picar las caries! —Su voz se volvió a quebrar entre sollozos. Su nariz escurrió casi al instante, así que sorbió sonoramente y bajó del podio con su ayuda. Como no estaba acostumbrada a ser tratada tan bien, se arrepintió de haber querido matarlo de nuevo la última vez que le vio, presa de celos. Y quizá se pasó al pedirle a su amigo más matón que lo matara... pero sólo un poquito.
Se sintió pequeña bajo su brazo, pero no sé quejó. Aunque si negó con la cabeza.
— Aún no quiero hablar de ello... lo último que necesito es un regaño.
—Cuando sube la mirada hacia el otaku tenía sus ojos bañados en lágrimas oscuras que escurrían hasta la quijada. Luego estira una mano hacia él para que la sostenga.—
