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[code]La pelinegra "converso" con aquella mujer de energía notablemente negativa, se notaba con la tenue vibración del piso pero que, sin embargo, Kate no titubeaba a su frente, su postura era recta y firme pero que en su mismo momento comenzó a sacar una de sus flechas solo para apuntar, nunca fallaba así que si tan siquiera lograba intentar algo su contraria que no fuera "conversar" ella daría en cualquier blanco oportuno para ella.[/code]

[code]Ese día, uno más había caído. Kate se encontraba con toda normalidad aunque pensativa de que todo fuera tan tranquilo, mas justo en ese momento, su atencion de vislumbró tras la llegada e ironía de un tono femenino, que a su vez se veria acompañado de gritos de horror y agonía que tilitaban ante la nueva victima.

Kate, quien se encontraba tomando cafe en un lugar concurrido, se levanto de inmediato ante la voz hostigante que escuchaba. Ella estaba ombre se tachó de la lista a todo momento, pues suficiente tenia con los "malos" del barrio, asi que con arco en mano y algunas flechas justas para atacar, se levantó y acercó a la mujer, a una distancia prudente pues también era precavida...*[/code]

[code]*El ser humano, se sabe, no está habituado a vivir solo. Normalmente requiere de un pequeño grupo, una comunidad, incluso, basta una persona afín para compartir y convivir. Sobrevivir.
Dentro de estas sociedades, sean grandes o pequeñas, siempre habrá alguien que se imponga o se pronuncie líder o jefe, pues suelen, algunos individuos, requerir de alguien más que les guíe y otros pocos, de ser seguidos y escuchados.

Como en casi todas las doctrinas, creencias o costumbres, se corre el riesgo de llegar a los extremos, sumisión, obediencia y quienes ejercen sobre estos, los perpetradores que haciendo uso del poder que la misma sociedad le dio, gozan, sin mostrar remordimiento alguno, el sufrimiento en el que mantienen a estas pobres víctimas.
Son estos los que Kate Bishop prefiere, a tal punto de sucumbir su propio enfado sobre los cuerpos de estos, aunque la muerte no sea una opción...[/code]

Juzgada loca, un hombre se atrevió a oponerse a ella. Fatal error. Tras rodar los ojos con inevitable hastío, Hela lanzó una de sus necrosword al frágil pecho del rebelde. Éste murió al instante. El miedo se adueñó de los espectadores.

De rodillas. Para su reina. ~

Una sonrisa viperina se siembra en la faz mortífera de la Diosa; sus ojos recorren de lado a lado la deplorable arquitectura Midgardiana. Altos edificios que conspiraban con tocar al cielo; las calles despedían un aroma a quietud y regocijo. Las manos de Hela cosquillearon, ansiosas por romper con la estabilidad de los mortales y obligarlos a sucumbir ante su grandeza. Eran ellos, a su pensar, los seres más débiles y timoratos de todo Yggdrasil, fáciles de destrozar.

Un grupo de mortales presenció su arribo. Ante ello, Hela descansó las manos sobre la cadera, y en aire altivo, sentencio:
Su nueva reina ha llegado. Todos de rodillas ante mí.

De la muerte no se escapa, era la advertencia con la que la Asgardiana anunciaba su llegada. Su plan no había mutado en nada: la conquista total de Yggdrasil y todo el cosmos, solo para demostrarle al amargo recuerdo de Odín que ella era merecedora del trono y más, y que se equivocó al lanzarla despiadadamente a Helheim.
Con el uso de sus habilidades sobrenaturales, abrió un portal ,de colores verde y negro, en una atinada calle de New York.

Escuchó, por almas en pena que vagan en su infinito reino de tortura, que ese fue el escenario donde su hermano Thor llevó acabo un enfrentamiento contra el temido Titán Thanos. Claro que, a diferencia del eterno, ella era esencial para el equilibrio de la existencia misma. No puede existir un universo sin muerte, y a pesar de que su fuerza radicaba en Asgard, Hela seguía siendo sumamente poderosa y temible.