Él ya había perdido la cuenta de cuantos días habían pasado desde la noticia de su enfermedad terminal, se le había recomendado pasar sus últimos días en el hospital del la asociación de magos, pero nada le hubiera desagradado más al azabache que pasar sus últimos días en una cama donde le hacían todo, sin importar si eso extendía su existencia unos pocos días más.

Se preguntaba como podía pasar sus últimos días, ¿qué debería hacer? Quizá arrepentirse de todo lo malo que hizo, quizá continuar con su deber sin importar su condición probablemente dios lo vería y se apiadaría de él —como si eso fuera a pasar—, o solo quizá debería llamarla y decirle que estaba pasando, quizá debería contactarla para decirle "lo siento".

Se sentó en el sofá de cuero de la sala en su departamento, levanto su vista hacía el techo mientras usaba su mano derecha para sostener un cigarro el cual estaba fumando. La idea de llamar a esa chica quedó {...}