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◊ Headcanon #2 Bonds.

❝—No era la carne ni la sangre lo que los unia, era el corazón.❞
| Para los interesados, recuerden leer desde el comentario de más abajo.
 
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HK1543510 · M
—Fumar la pipa por una vez junto a mi hijo.

Los ojos del azabache se volvieron a cristalizar, pero lucho contra si mismo para no volver a llorar, sonrió como nunca antes lo había hecho en los últimos diez años.

—Y para mi no habría honor más grande que fumar junto a usted, padre.

Ambos se miraron a los ojos, sonrientes, Yoshio miraba con orgullo, Haru sin dudas demostraba en toda su faz lo honrado que se sentía y lo feliz que se encontraba.

A pesar de que ambos siguieron caminos separados, seguían juntos por que el lazo que los unida era mucho más fuerte incluso que la sangre y eso era irrompible.
HK1543510 · M
en su vida iba a tener un honor más grande que ese. Y feliz por que sabía que tenía un lugar al cual siempre podría llamar hogar.

—Olvide mencionar algo. —Colocó su mano sobre el cabello de su alumno para revolverlo de manera afectuosa. —Tiene nombre, Kurogane. —Le dio unas cuantas palmaditas en la cabeza, tratando de que alzara la mirada.
—Por otro lado, el Kimono es especial, esta hecho a tu medida y tiene la habilidad de repeler la magia y resiste cortes normales. —Agregó como si no fuera la gran cosa.
—Y la pipa, bueno, es solo una pipa. —Soltó otra carcajada amigable, y fue en se momento cuando Haru volvió a su posición original, pues el llanto había sido interrumpido por una leve risa que escapó de sus labios.
—Para mi no habría honor más grande que... —Pauso, entonces tomó la pipa entre sus manos y la extendió al azabache. — {...}
HK1543510 · M
—Pero su habilidad más impresionante sin dudas es la capacidad de sellar el alma de demonios dentro de la hoja. —Se agachó nuevamente, colocó el arma en la caja.
—Entregue mi cuerpo y alma a mi labor como cazador, con la esperanza de crear un mundo mejor para todos por esa razón no tengo decencia. —Dibujo una sonrisa paternal. —Pero no significa que no pueda entregarle esto a quien consideré mi hijo.

Inmediatamente el azabache inclino por completo la espalda hacía adelante y apegó la frente al piso, con sus brazos semi extendidos, era una señal de respeto, pero el silenció se rompió por el sonido de gotas cayendo en el piso. Si, el estaba llorando, apretaba sus puños con fuerza. Pero él no lloraba por que estuviera triste, no, todo lo contrarió, estaba llorando por que estaba feliz, feliz de que el hombre que más respetaba en el mundo lo consideraba su hijo, feliz por que muy en el fondo sabía que nunca {...}
HK1543510 · M
que debía abrirla. Haruka fijó sus jades en el rostro del mayor, asintió con calma y abrió la tapa. Sus ojos abrieron de par en par por la sorpresa, una bella katana con el mango de hilo negro y rojo, cuidada con una funda negra que en el medio era decorada con un cordel rojo, bajo el arma además se veía un kimono negro, con una faja ropa y detalles grises. Por último en la parte inferior de la caja estaba una pipa negra, Haru notó había sido recién pulida debido al brillo.

El hombre se agacho para alcanzar el arma, regreso a su posición original y con su mano libre removió la funda dejando a la vista una hoja negra, brillante, era hermosa.

—Esta espada ha sido pasada en generación tras generación en mi familia, fue fabricada hace cientos de años por los mejores artesanos, esta hecha de una aleación no convencional, compatible con la magia y runas. —Hizo una pausa para enfundar nuevamente el arma. {...}
HK1543510 · M
Haru apretó los puño un momento, rostro se mostró afligido por un instante, se pregunto si él estaba molesto por aquello, bajo un poco la mirada avergonzado ya que él no se consideraba digno por muy ciertas que hayan sido aquellas palabras.

—Oh muchacho, hay cosas que nunca cambiarán, como lo fácil que es leer tu expresión. —Soltó una carcajada alegre mientras buscaba entre los pliegues de su kimono la pipa que más solía usar. —No hay satisfacción más grande para un maestro que ver a su alumno superándole, no tienes por que sentirte mal. —Dibujo una amable sonrisa en su rostro.

Hubo una pausa, Haru no encontraba las palabras adecuadas, nunca había sido muy bueno con la labia y aquel hombre lo sabía por lo que se levantó con calma, se dio la medía vuelta y tomo una caja bastante grande que yacía sobre una repisa del dojo. Colocó la misma justo en frente del pelinegro, e hizo un gesto con su rostro dándole a entender al muchacho {...}
HK1543510 · M
—Hoy se cumplen diez años desde que accedí a entrenarte, mi primer y único pupilo. —Trataba de mantener la voz más neutral posible, pero no logro esconder su tono por completo, un tono de voz parecido al de un padre orgulloso de su hijo. —Ya no tengo nada que enseñarte. —Concluyó con calma.

Haru estaba sentado en seiza frente a su maestro. Llevaba puesto un kimono negro junto con un hakama del mismo color, hecho a su medida para entrenar.

—Estoy seguro que aún tiene cosas que enseñarme, sensei. —Respondió, su voz era respetuosa y calmada.
—No.. —Hizo una pausa. —Incluso tu debes haberlo notado, me has superado y no por que hayas nacido con una gran habilidad como yo o mis ancestros. —Alzo lentamente su brazo derecho y señalo con uno de sus dedos el pecho del azabache. —No, tu tienes algo incluso más importante, tu corazón. — {...}
HK1543510 · M
tras generación por la familia Inaba —todos ellos grandes y honorables espadachines—, el muchacho acepto e hizo el juramento sin pensarlo. Y fue así como empezó un entrenamiento de diez largos años, un entrenamiento lleno de sudor, lagrimas e incluso sangre. Ya que Haru era un prodigio entre los prodigios para los magos, pero sus habilidades físicas no eran para nada destacables, pero sin dudarlo había algo que lo separaba del resto de personas, un corazón de león, un espíritu indomable que lo llevaba ser cada segundo más fuerte que en el anterior, el era el vivo ejemplo de que el talento tiene sus limites, pero el esfuerzo es ilimitado. Entrenaba día y noche, superándose cada vez más, hasta que llego el punto en el cual había alcanzado a su maestro, que había sido bendecido con una habilidad casi inigualable con la katana y ese día el hombre se dio cuenta que simplemente ya no tenia nada que enseñarle a su alumno. {...}
HK1543510 · M
A pesar de que Haruka se encontraba destruido por dentro, sabía muy bien que quería encontrar al o a los responsables de la muerte de su familia y por esa razón llego a la conclusión que debía hacerse fuerte, mucho más fuerte. Le imploro al mayor incontables veces que le entrenara en el arte del kendo —su especialidad y la razón por la cual era tan famoso—, claro, Yoshio se negó todas las veces, después de todo el nunca había tenido un estudiante y no tenía intención de acceder a la demanda del hijo de sus fallecidos amigos, no lo iba guiar hacía la muerte, el no podía darse el lujo de perder lo único que quedaba de sus difuntos compañeros.

A pesar de la determinación del cazador, Haru siguió perseverando incluso empezó a entrar en solitario con espadas de madera fue tanta la necedad del niño que al final Yoshio accedió, con la única condición de que el muchacho hiciera un juramento hacía los principios básicos que habían pasado generación {...}
HK1543510 · M
Ya hacían diez años desde la misteriosa muerte de los Kozakura, y obviamente era uno de los más grandes misterios que existía entre los magos, ¿quien y como podrían haber acabado tan fácilmente con una familia tan poderosas? Incluso se rumoreaba que con tal solo poseer la sangre Kozakura era suficiente para considerarse un prodigio entre los magos, ya que el ADN se encontraban de los más fuertes circuitos mágicos de entre todos los magos y eso se va heredando generación tras generación. Pero era incluso más impresionante que solo uno de ellos estuviera con vida, el más talentoso que tuvo la familia, un prodigio entre los prodigios.

Luego de aquel suceso la custodia del muchacho —de tan solo siete años— había quedado en manos de un amigo intimo de la familia, el conocido "mejor cazador del mundo" y también líder del gremio de cazadores, Yoshio Inaba. {...}

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