- Es sorprendente. -Diria cautivada por esa escena, esbozando una dulce sonrisa quería tocar con sus propias manos esa sangre de rojo carmín.- Yo deseo ser como tú. -Añadio aproximándose al azabache en un acto juicioso y poco precavido, pues la sangre le roba su atención en todo momento.-

Frunció un poco el entrecejo, no era ninguna de las dos cosas, aunque lo primero lo tomo casi ofensivo, sin embargo era una niña o eso al menos eso parecía. —Soy un cazador.

- Un príncipe oscuro ¿eres un príncipe oscuro o asesino? -Preguntó con el semblante sorprendido y deseoso por saber la respuesta.-