[code]Por un momento sus mejillas se coloraron por sus palabras, pero al escuchar aquellas ultimas no dudó en quitarse su chamarra y tras eso la colocaría sobre los hombros de la castaña. —No te vayas a enfermar. —Comentó con amabilidad mientras acomodaba su camisa blanca con las manos.

—Vamos. Hizo una seña amable con la cabeza, él la seguiría al menos hasta su casa antes de regresar con Yukine. [/code]

[code]Frunció ligeramente el ceño ante su insistencia. ¡En verdad no lo estaba siguiendo! Pero se rindió por fin y tan sólo le mostró la pantalla de su móvil, el cuál estaba lleno de mensajes de él.

—Bueno, al parecer esta chica es la más privilegiada. El dios Yato tiene bastante tiempo libre como para saturarme la bandeja de entrada—. Su molestia parecía haber desaparecido y sólo una suave risa emergió de sus labios.

Se acomodó como pudo y le extendió la mano.

—Vámonos de aquí, me estoy congelando—dijo con una amplia sonrisa a pesar de que todo su cuerpo había comenzado a tiritar. [/code]

[code]Optó por omitir el primer comentario de la castaña, no deseaba ahondar ese tema tan delicado, al menos no en ese preciso instante. Con sus manos se sacudió la lluvia de su ropa —al menos lo que podía—.

—No sabía que eras toda una stalker. —Comentó mientras le dedicaba una mirada de falsa complicidad. —¡No te culpo! No todas tienen el privilegio de saber donde esta el gran Yatogami. —Hizo una mueca cómica en su rostro, tratando de que aquellas primeras palabras por parte de la castaña quedarán a segundo plano y por ende la respuesta del dios. [/code]

—No todas las personas mienten—. Se excusó al alcanzar a escuchar aquel murmullo. Quizá nunca podría entender sus sentimientos, después de todo, ella jamás podría formar parte de su mundo; pero mientras estuviera cerca de él, de Yukine, ella mantendría su palabra.

De pronto, aquella pregunta la trajo de vuelta a la realidad.

—¡¿E-Eh?! ¡Y-Yo no te estoy siguiendo!—El color pareció subírsele hasta las orejas. ¿Qué clase de acusación era aquella?—Eres tú quien está en el paso peatonal. Además, eres tú quien está bajo la lluvia. Cogerás un resfriado—. Pausó—. Traigo aquí algo de comida, pensé... pensé que tendrías hambre.

[code]—... Mientes. —Murmuró de forma muy baja mientras se levantaba sin verle la cara la castaña, al menos no aún. —¿Acaso me estabas siguiendo, Hi~yo~ri? —Tras un suspiró le dedico su usual mirada alegre. [/code]