- Ese movimiento lo tomo por sorpresa pero fue algo agradable, más cuando sintió ese nuevo beso que terminó por quitarle el aliento. Un beso muy diferente al inicial, pero mucho más satisfactorio que el anterior. Podía sentir una gran cantidad de energía recorriendo cada centímetro de su cuerpo mientras quedaba marcado el sabor de los labios del rey fantasma en su boca. En definitiva, solo él podía despertar esa clase de sentires y pensamientos en él. -

Recibió el beso cerrando sus ojos, afianzando sin darse cuenta sólo un poco el abrazo que había iniciado en ese suelo otoñal. Nada más abrió los ojos al escucharlo, parpadeando un par de veces como quien despierta de un ensueño. Lo miró en silencio por un momento sin responder, y luego de un solo movimiento hizo un giro para ambos, estando ahora el mayor debajo de su cuerpo y contra el cómodo suelo de grama. Volvió a acercar su rostro y con un movimiento sutil acarició los labios adversos con los propios.

—Un poco más.

Susurró antes de volver a sellar ambos pares de labios en un beso, que no tardó en volver profundo, más cálido y menos inocente, a pesar de tener la apariencia de un joven en ese momento.

- Por que siempre lograba ponerlo así de nervioso y tembloroso? Siempre se lo preguntaba. Aquel fantasma siempre lograba salirse con la suya. Con mucha suavidad acercó su rostro al ajeno atrapando los labios del menor con los suyos en lo que sería un beso muy largo e inocente. -

Será suficiente con eso verdad?

Amplió su sonrisa al escucharlo y sin alejarse, ladeó un poco la cabeza.

—Entonces, deme su energía, Gege... Creo que estoy sufriendo un poco sin ella~

- al tenerlo tan cerca de su rostro se sonrojo, logrando que desviará la mirada a un lado. San Lang era el único que podía sonrojar lo con su simple cercanía y ponerlo nervioso. -

Haría ambas cosas, por supuesto que te regalaría pero haría todo lo necesario para que fueras feliz, y si necesitarás energía con gusto te daría toda la mía.

Aunque no sintió dolor por ese pellizco, sino un revolotear en su vacío interior, cerró un poco el ojo cercano a esa mejilla y emitió un falso "Auch".

Se inclinó, acercándose a su rostro, casi -por muy poco- rozando sus narices, y con una sonrisa susurró:

—Y si sufriera en silencio, ¿me regañaría así, o me ayudaría con su energía espiritual?

- pellizco una de sus mejillas con mucha suavidad, dándole un pequeño regaño - crees que no me daría cuenta si ocultas algún tipo de dolor? San Lang, te aseguro que me percataria de ello inmediatamente.

—Lo lamento, Gege, pero jamás se enteraría de que siento algún dolor, porque cualquier sufrimiento es insignificante si la recompensa es su felicidad.

San Lang... Cómo podría sonreír si sé que estás pasando por dolor y angustia? No sería un sacrificio agradable, sería un destino doloroso que trataría de impedir por todos los medios. San Lang merece ser muy feliz.