[...] Por parte de su compañero, ¿Y como podría decirle que no? Se había ofrecido solo a dar una mano pero nunca esperó terminar haciendo el trabajo él solo, a veces su paciencia era formidable, cualquier otro ya habría golpeado al pelirrojo.- A-ah... si, tenemos que preparar varias cosas, podrías ayudar a cocinar el banquete de la noche, o podrías ayudar con las construcciones... lo demás lo tienen controlado. -Se dirigió al hombre en un tono amable, calmado y amigable, para posteriormente dedicarle una fina pero delicada sonrisa.-

-El pelirrojo no respondió a las palabras de su compañero, solo mantuvo una radiante sonrisa en su rostro, como si le estuviese haciendo la ley del hielo por alguna razón y claro que eso a su compañero no le hizo nada de gracia, ya que literalmente su trabajo en la aldea era el de "su esposa regañona". Este tan solo se cruzó de brazos ante la indiferencia del líder y prestó su atención al recién llegado.-

N-no... no hace falta que haga eso, solo dis... -No pudo siquiera terminar, que el pelirrojo acortó al distancia considerablemente con el recién llegado y sin duda alguna asintió con la cabeza, accediendo a esa propuesta.- ¡¡Por supuesto que puedes!! Hay mucho que hacer en la aldea aún. Supongo que Niki tiene todo controlado así que... ¡Te lo encargo! -Palmeó abruptamente la espalda de su amigo al punto de casi hacerlo caer, en ese aspecto Rinne era bastante bruto ante la afectivo. [...]

[...] Su palma percibió algo de información sobre la geografía, clima, estado del suelo, plantas, entre otras cuantas cosas asociadas a la naturaleza del pueblo. Como dragón cuyo poder se centraba en la flora y fauna, la comunicación con las plantas era algo nato para él.

—Entonces ¿Qué le parece? ¿Aceptará mi ayuda? Si es algo que no sepa hacer, puedo dar todo de mi para aprender, y de seguro tengo alguna habilidad que le pueda ser útil.

El asombro se evidenció en su rostro, le era poco frecuente encontrarse con personas que no quisieran vender sus bienes o servicios, por lo que un hospedaje gratuito fue toda una novedad.
Estaba por agradecerle, cuando la voz de un tercero lo hizo mirar en dirección a aquel recién llegado de cabellera gris. Con paciencia y una postura solemne -que contrastaba con su aspecto desarreglado-, esperó a que terminara de hablar, y para cuando lo hizo, tuvo una idea.

—Mis agradecimientos a ambos... Rinne, Niki. —Guardó su bolsita con monedas y miró al pelirrojo. —Ya que no ha aceptado el pago en dinero, tal vez sí acepte que le ayude con su trabajo, sea cual sea. No me parece justo hospedarme aquí sin dar nada a cambio.

Estiró un brazo y tocó el tronco del árbol donde Rinne había estado bebiendo a escondidas.

[...]

[...] Un muchacho de cabellos grises, con un rostro jovial, amable pero a simple vista se podía notar lo agotado que estaba de lidiar con los caprichos de Rinne, así como también tener que atender las responsabilidades de este.-



¿Por qué no estás trabajando? ¿Por qué me dejas todo el trabajo a mi? ¿Y por qué apestas a alcohol? -El muchacho no quería ser descortés con nadie, ya que estaban haciéndole un favor de quedarse en la aldea, pero entre su atolondrado día no pudo ver al recién llegado, no hasta que decidió voltear hacia su dirección.- ¡Ah! ¡Lo siento mucho! ¡Bienvenido! Soy Niki Shiina y él es Rinne Amagi ¿En qué podemos ayudarle?

-A esas alturas el joven líder estaba algo ebrio como para razonar correctamente, imaginó que su comunidad se iba a hacer cargo de darle la bienvenida al sujeto pero fue todo lo contrario, nadie se le acercaba y Rinne no movería un pelo por alguien que no conociera. El mero hecho de que le dirigiese la palabra fue signo de que debía de actuar, así que con mucho pesar dio un último sorbo a su bebida y guardó todo aquello dentro de su bolsito blanco, cual siempre llevaba consigo, desde su celular hasta cosas varias; finalmente terminó por bajar del árbol, sin prestar importancia a sus palabras.- ¿Una tormenta...? Supongo que el oráculo ya tomó protocolos para eso, aún no hablo con él pero.... No hace falta que pague nada. ¡Bienvenido!

-Antes que pudiese decir más, desde lejos se pudo escuchar un grito, el llamado de su nombre, proveniente de la mano de su fiel compañero, aquel muchacho que había dejado todo por acompañar al pelirrojo a donde fuese [...]

[...] —Necesito hospedarme. Se avecina una tormenta y hay quienes requerirán de mi ayuda. —De las abultadas mangas de su traje, sacó una bolsita de terciopelo negro. —Puedo pagar bien. —La agitó de lado a lado, alzando el brazo en dirección al árbol. El movimiento ocasionó que el sonido metálico de lo que se sospechaba eran monedas en el interior de la bolsa, se escuchara perfectamente.

Una espada y una guitarra estaban sujetas tras su espalda, dándole a su atuendo un toque ambiguo, bien podría ser un músico errante o un guerrero algo extraño.

—Cuídense, si necesitan apoyo durante las lluvias, envíen a una "exploradora" a avisarme, no estaré lejos. —Fueron sus últimas palabras dirigidas a las hormigas antes de erguirse y dirigirse a la persona que actualmente se encontraba más cercana a él: un chico en un árbol a sus espaldas. —Disculpe... —Comenzó.

Apenas movió un poco su rostro en dirección al árbol, enfocando su mirada para buscar la del pelirrojo, como si todo el tiempo hubiera sabido perfectamente que se encontraba ahí.
Lucía algo desaliñado, su ropa era evidentemente vieja y estaba algo sucia. De sus largos mechones violáceos colgaban algunas ramitas y hojas secas, más de todos modos, aun así nadie podría decir que era feo, pues con el polvo en sus mejillas y todo, tenía unas lindas facciones y parecía irradiar cierto aire de divinidad. Eso sin contar el par de cuernos que salían de su cabeza, dejando en total evidencia que no era humano.

—¿Sabrá de alguna posada en este pueblo? —Continuó.
[...]

[...] Él por su parte había trepado un árbol para beber su sake sin que nadie le moleste, pero algo raro divisó en la cercanía, un sujeto que no conocía había llegado sus dominios y por las palabras de los aldeanos estaba causando una enorme conmoción, pero eso a Rinne no le importó. Solo continuó con su relajo, dando pequeños sorbos a su cuenco y llenándolo nuevamente con la botella de cerámica.- ¿Debo intervenir...? Mhm... mejor no.

-Era bastante temprano en aquella aldea alejada de la civilización, una comunidad de pelirrojos, liderada por un joven bastante peculiar, quien había huido a su momento para cumplir su sueño de ser un idol, ocasionando que ese abrupto cambio en su vida, su verdadera personalidad saliera a flote. Desde luego que eso dejó muy mal parada su reputación, manchando el nombre de su familia, pero aún así seguía siendo el líder.

Esa mañana el pelirrojo se encontraba alejado de todos, de hecho se había escapado para beber en solitario ya que los ancianos le negaban el embriagarse en ese día importante, una ceremonia que debía de preparar, pero como era de esperarse le había dejado todo el trabajo a su compañero Niki, quien seguramente estaría corriendo de lado a lado, cocinando y organizando los protocolos.

[...]