No creo que te conozca más, que lo que tú mismo te conoces. **Responde el esparvus, con bastante tranquilidad, tras las palabras del muchacho, y efectivamente percibir aquello como una enorme tristeza, de parte del chico, para luego añadir.** En mi opinión y experiencia, dada quien se hacer cargo de sí mismo y se conoce, más que ningún otro lo conozca a él mismo...

-La simple cercanía del mayor ocasionó que su rostro por inercia se levantara unos momentos y rápidamente deposite un corto beso sobre sus labios, aunque instantes después volvió a esconder su mirada por encima de su pecho.- No lo sé, es lo que me dijo... Hay muchas cosas que no entiendo, pero él parece conocerme más que yo mismo, es frustrante. -Dicho aquello se encogió de hombros, ahora un poco incomodo sobre esa pregunta así como también lo dicho, el conocer muy poco sobre si mismo, así como también siempre era ajeno a todo lo que ocurría a su alrededor.-

No lo estas... no estas mal tú. **Afirma el esparvus, de un modo reiterativo, para luego, inclinarse levemente, e intentar alcanzar los labios del muchacho.** Desde siempre me dí cuenta que esto está mal... sólo que, ciando me hice Rey, para mi fue menos problemático mantener toda esta farsa...
**Dicho aquello, y, recordando algunas de las palabras del muchacho, como las del siervo de Bernard, así como las que aquel individuo que el día de la fiesta planeaba atraparlo y matarlo, inquiere con bastante intriga.** ¿Son tú? No comprendo, ¿son la misma persona en otras dimensiones?

No es culpa de ustedes, yo soy el que está mal... siempre lo estuve. -Susurró aquello último con un fuerte nudo en la garganta, a punto de llorar causa a lo sensible que estaba de toda la situación, tanto por las locuras impulsivas suyas, como el mero hecho de que el monarca se haya lastimado por su culpa.
En ese momento, optó por permanecer en silencio, tratando de apaciguar ese dolor que poco a poco se apoderaba de su cuerpo, ese pesar angustiante que sólo le hacía ver todo lo negativo.-

¿Porque? **Inquiere el monarca, con cierta ironía, aunque no hacia el chico, pero si sobre sí mismo; en cuando este se recuesta sobre él, para acariciar con el brazo ileso la espalda y cabeza del chico.** Yo soy quien debería hacerlo... aunque desee mantenerte a salvo, esto... los esparvus que me rodean, te están destruyendo... no quiero que sigan haciendo eso... **De pronto, súbitamente recuerda las palabras que le dijo al siervo de su primo, para luego musitar.** Y lo están haciendo por una idea tan absurda... llevados por su miedo a perder el control...

-Alzó nuevamente su mirada cuando el monarca se dirigió a él y sin muchos rodeos volvió a su lado, pero aún no se recostó, primero fue a servirle un poco de agua, aunque aún no la tomara, se la dejó cerca, en la mesa alado al lecho, para finalmente tomar asiento y con cuidado recostarse a su lado, apoyando su brazo sobre su pecho así como también su cabeza.- Lo lamento... -Musitó en voz baja mientras escondió su mirada llena de tristeza sobre el pectoral del más alto.-

**Una vez más, se da cuenta que aquello le resulta insoportable al menor, por lo que, tras mirarlo unos minutos el quedarse en silencio, musita levemente.** Sólo necesito agua... y que permanezcas aquí, recostado junto a mi...
**Tras decir aquello el Monarca extiende el brazo que permanece ileso, en dirección del muchacho, para esperar a que este se recueste, y recibirlo con el mismo.** No quiero ver a nadie ahora... salvo a ti...

-Ante aquella voz femenina fue suficiente para que se apartara rápidamente y agachase la cabeza por instinto, era evidente que no quería ser descortés ni mucho menos insolente con ella, a sabiendas de las advertencias que siempre le dieron sobre esta. Por lo que se quedó ajeno a esa situación, en silencio e impotente debido al mal trato sobre su amo.
La conversación era algo que no podía comprender, por lo que hizo lo de siempre, no prestar mucha atención a lo que hablaban, aunque claro que al momento en que le dirigieron la palabra, solo asintió por inercia, tomando aquello como una orden.- Si, señora. -Musitó en un tono en plena frustración ya que nuevamente por su culpa el rey tuvo que pasar una situación donde su familia una vez más lo padeció por sus imprudencias. Pese a que la mujer se retiró, se mantuvo allí, alejado, con su mirada escondida bajo sus mechones de cabello, lamentandose por todo.-

(...) su estupidez. Sorpresivamente... **Dice aquello, con un leve dejo de sarcasmo, soltando el brazo de su hermano, sobre el lecho. Para retirarse ahí.**

**En el momento, se encuentra tan débil, que incluso su frágil Petirrojo puede volver a recostarlo sin mucho esfuerzo.** Necesito saber que ocurrió con eso...
Él mismo pospuso el combate. **Responde una conocida voz femenina, entrando desde la puerta de pronto. Se trata de la misma Ashtelya, quien se acerca al Monarca para tomar con brusquedad el brazo que este se cortó, y presionar con fuerza el mismo. A lo cual, Eberhard reacciona con un violento espasmo, pero, más que eso, va acompañado de un gruñido animalesco en defensa y enojo por aquello.
Ella sonríe levemente, fría y con cierto dejo de rencor, aún por lo sucedido, sin embargo, deja de presionar el antebrazo, para responder.** Dijo que no planea pelear contra alguien herido y debilitado... que si te derrota, será con toda tu fuerza... **Luego, ella se dirige al siervo, para musitar levemente.** [i]Cuídalo bien... casi muere por (...)[i]