-Desde ya un tiempo que el pelirrojo estaba dudando por completo sobre muchas de las situaciones ocurridas en el castillo, así como también de sus sentimientos, todo a raíz de una charla con su otra mitad, aquel siervo del verdugo, a quien solo veía a escondidas muy de vez en cuando. Pese a toda su negatividad, trató de pasar ese día encerrado en la habitación asignada para su costura, pensando y haciendo alguno que otro traje para si mismo.-
**Por un momento, cuando el llamado de la puerta, por fin se calla, el Verdugo se queda satisfecho, de que por fin desista; sin sin embargo, cuando inician los nuevos golpeteos, dados de esa extraña forma, se hace presente en él, un tic en el ojo de los nervios y la irritación. Y, es por un momento que está a punto de levantarse, abrir de manera impetuosa, y estampar la puerta contra la cara del idiota que esté del otro lado, para que deje de hacer el chistecito con sus dedos y la puerta. Sin embargo, cuando escucha a Maxito balbucear de aquella manera, y, siendo don lo último que dice, es que se pone en pie, un tanto alarmado. Mas cuando el muchacho se levanta a abrir la puerta, lo observa detenidamente, para cuando pregunta aquello, se acerca al chico, y, es a lo último que dice, que responde en una inquisitiva.** ¿Dónde está? **Dicho aquello, se encamina, siguiendo a ambos siervos, a lo largo del castillo, para encontrar al Monarca. Y, como si fuera a (...)
