-Desde ya un tiempo que el pelirrojo estaba dudando por completo sobre muchas de las situaciones ocurridas en el castillo, así como también de sus sentimientos, todo a raíz de una charla con su otra mitad, aquel siervo del verdugo, a quien solo veía a escondidas muy de vez en cuando. Pese a toda su negatividad, trató de pasar ese día encerrado en la habitación asignada para su costura, pensando y haciendo alguno que otro traje para si mismo.-
**El Verdugo, por aquellos momentos se encuentra furiosos con el resultado de aquella pelea, y, también, por el reciente comportamiento de Maxito. Su manía de estar elogiando al Monarca, es algo que le molesta, le irrita y le provoca querer golpearlo. Sin embargo, después de su enfrentamiento impulsivo contra él, el chico le había hecho una de sus acostumbradas escenas de encaramelamiento, lo que terminó por enfurecerlo, a parte de ya estar fastidiado; y, sin más le había propinado un par de golpes al rostro. Uno en el ojo y el otro en le labio. Por supuesto que aquellos golpes quedarían marcados por día. En ese momento tan sólo se mantiene sentado sobre el lecho, aún furioso por lo sucedido aquella mañana y, es que se escucha el llamado de la puerta, que en un inicio no se digna a responder. Sin embargo, la insistencia del mismo llamado, hace que se irrite nuevamente, para gritar desde el lecho.** ¡¿QUE DEMONIOS QUIERES AHORA?! **Molesto, espera que, sea quien sea que se (...)
