(...) débil "gracias", para salir de los aposentos, poco después, ansioso, como en aquel momento algo hubiese llegado a su mente y, necesitara hacer en el momento.

Por supuesto, conductos, ¿cómo no lo pensó antes? Las armaduras de los dragones no sólo necesitan protegerlos, no, también necesitan conducir el aura y, precisamente los dragones son los animales con mayor poder de aura y devastación que existen hasta el momento, sólo necesita canalizar aquella, en pos no sólo de ataque, también en defensa.*

*El esparvus, escucha con atención aquella explicación, para después expresar con tranquilidad.* Hasta donde sé, el acero drainium es capaz de perforar todo. Es un metal indestructible y, el arma sigue fortaleciéndose a medida que lo hace el portador...

Pero el aura, es diferente, necesitas un arduo entrenamiento, para que siquiera puedas expresarla, ¿cómo estarías seguro que el arma se levantará, sólo con montarla?

Te faltaría demasiado, para compartir aquella energía con el artilugio, aquí. Es diferente en el mundo terrenal, no existe la opresión al aura que este mundo impone. Sin embargo, hay métodos para conseguir unir con mayor facilidad, el aura de un portador y un arma. Tendría que ser adaptado de traerla aquí, aunque... *Es en ése momento que viene algo a su mente y, termina la frase, con un murmullo débil.* ...aunque es un desgaste para alguien sin entrenamiento.

*En aquel momento, sin más besa sus labios y musita un (...)

-Para cuando el mayor se volteó a verle, sus ojos se posicionaron sobre los suyos, aunque claro que aquella pregunta le fue bastante desconcertante ya que le parecía raro que tomara en serio aquellas palabras que fueron por mero reproche, pero aún así respondió con naturalidad.- Compatible Kaiser, es un Super Robot creado para combates a larga y corta distancia. Entre las habilidades que tiene puede destruir flotas con un simple ataque con el cañón, por o cual.. puede pulverizar a tus enemigos en un parpadeo. No hay posibilidad de que puedan repeler esos ataques si flotas enteras caen con ello. Además... así no tendrás bajas. Los metales de la armadura no podrán ser penetrados con nada de este mundo. No debería. -Hizo incapie a sus palabras cuando hizo mención del aura, la misma que es conocida en su mundo como prana.- El aura en este caso no depende mucho de la potencia del cañón, una vez que se carga el ataque ya es una victoria asegurada.

*Después de aquella copa, el monarca se levanta de su butaca, sólo para dirigirse al ventanal y, apreciar desde el mismo, la partida de la asesina, hacia la búsqueda que el necesita, cabalgando en corcel. Aquello sin duda resulta un atino.

Los arfirus generalmente revisan los cielos, en búsqueda de algún ginete de guiverno, sin embargo, al ser tan paranoicos respecto a los esparvus, no se tomarán la molestia de buscar por las tierras bajas.

El que estos tengan sobrevaluado el orgullo de un esparvus y, en ocasiones exagerado, juega a su favor.* Ya está partiendo... *Musita, más para sí que para el joven a su lado, sin embargo, al voltear a mirarlo, una pregunta surge desde sus pensamientos, de pronto.* ¿Por qué te arriesgaste a pedirme tu arma? El aura de alguien aquí está limitada, a comparación del mundo terrenal... estuve ahí una vez. *Aclara ante la posible pregunta.*

Está bien. -Aquella explicación fue más que suficiente para entender con quien iba a tratar tarde o temprano, sin un verdadero dolor de cabeza, aunque ya sabiendo todo eso, se prepararía mentalmente para no fallar en ningún momento.

Por lo pronto se mantuvo en la distancia, a la espera de alguna orden, mientras mantenía la mirada tranquila sobre el mayor, de vez en cuando divisando aquella herida en su brazo, así como también sus acciones y expresiones. Quería preguntar sobre como estaba, pero no quería arruinar ese momento relajado que este tenía con cosas que podrían generarle nuevamente molestia.-

Si... hazlo sólo cuando pregunte y sólo lo que desee saber. No levantes la vista cuando lo haga. Te aseguro que un golpe de ella no es nada placentero. *Responde con total naturalidad, como si aquello se tratase de un regaño normal, hecho por una profesora estricta tan sólo; para terminar añadiendo. Es su estilo golpear órganos delicados cuando se enfada. Y he visto varias veces a su sierva caminar encorvada del dolor.

-Tras haber visto como el mayor guardó el arma, soltó un suspiro sumamente aliviado para cuando este le quitó la mirada de encima, pero luego de unos momentos, él mismo le buscó para verle con algo de curiosidad, ya que no lograba comprender el porque de su pregunta a esas alturas si antes fue claro con respecto a su raza.

Sin duda lo que escuchaba no era para nada alentador, debido a que ya en muchas circunstancias la hermana del monarca le vio con bastante desagrado, aunque claro que tenía bastantes preguntas respecto a aquello, solo cuestionó las que iban al caso.- Si, eso me quedó claro la primera vez que la trajiste en a la conversación, pero.. Si me pregunta algo, ¿Tengo que responder?

Bien... *Susurra en un tono alargado, y frío. Que sin duda denota que por el momento dejará el asunto sin más, por el momento.* Confiaré en tu palabra...

*Sin más, vuelve a enfundar la daga, para dirigirse a la pequeña mesa de centro y servir una copa de vino, la cual bebe con tranquilidad, trás sentarse en una de sus butacas; para hablar con seriedad después.* Ashtelya suele tomar la iniciativa en muchos de mis asuntos, para servirme a su manera, no dudo que realice una inspección a fondo de ti, algún día que no esté presente. *Al decir aquellos, lo mira directamente, inquisitivo, observando con atención sus reacciones; para añadir después.* Haga lo que haga contigo, no opondrás resistencia alguna y mantendrás la boca cerrada y la cabeza agachada ante ella, ¿está claro?

-Esas palabras sin duda le desconcertaron por completo ya que Max nunca creyó mucho en la magia y se lo había explicado con anterioridad. Iba a responder con naturalidad pero lo último dicho, junto a esa mirada lo inhibieron bastante y pusieron nervioso.
Se tardó bastante en responder ya que buscaba perfectamente la forma indicada para expresarse, pero el tan simple hecho de divisar aquella daga, sin duda provocó todo el efecto contrario a hablar por miedo, no expresó más que una simple palabra.- Nada.

¿Usaban algún tipo de magia en folka? ¿O embrujos? *Inquiere, apenas lo ve levantarse, con bastante intriga, así como seriedad imperante en la misma. Tono que, hasta hace no muchos días, usaba con él.*

La verdad... Añade, fríamente, para desenfundar una daga que lleva en el cinturón y juguetear con ella, mientras, sin pestañear en lo absoluto, le clava aquella mirada de depredador, que al inicio no le quitaba de encima, cada que lo miraba a los ojos.*