-Luego de esa escena retoma su papel, pero no sin antes acomodarse nuevamente, tomándole de la mano y sonriendo con elegancia.- Mi hermosa doncella, lo único que necesito de usted es que se pruebe esa sandalia, de lograr encajar su pie dentro, seré suyo para toda la eternidad. -Era evidente que la sandalia era mucho más chica que el pie del mayor.-

*Detiene aquel golpe, sujetando su muñeca. Por un no lo mira con gelidez y la mandíbula contraída, señal de que está a punto de propinar un revés que callara por un momento aquella bonita cara; pero considera que la reacción es como la de un niño enojado por un juego y, por el momento, con cierto fastidio contenido, se levanta, soltando su mano antes.*

-Tras ver como el otro se quedó a su altura, no lo dudó y le golpeó en el ojo con la punta de la sandalia.- ¡Estás arruinando el momento! ¡Levantate!

*Ante aquello, el esparvus arquea una ceja y se agacha también, hasta quedar al nível del muchacho, y tomar el mentón de éste entre su índice y pulgar.* A veces eres un tanto extraño. ¿No debería ser ésto al contrario?

-Pretendía seguir con el juego así que se arrodilló frente a su señor, tomó su mano con la suya libre y luego depositó un pequeño beso sobre esta.- Estoy aquí para encontrar a mi princesa. Por favor, quítese el calzado así sabré si usted es la indicada.~

( hahahaha. No seas mamón xD )

No soy yo, ¿qué? *Profiere una inquisitiva bastante imperante, al observar el comportamiento del pelirrojo.*