Miruna odiaba lo que ocurría. Presenciar el dolor de su persona amada y sentir que no había nada que pudiera hacer, se sentía como una tortura. Volver juntas no era una opción y Hanabi insistía en el peligro de permanecer allí, a su lado. ¿Qué debía hacer? Entre lágrimas trata de pensar, sin soltar su mano volvió a inclinarse hacia ella, dejando que su brazo libre le abrace. No quería soltarla, no podía.
— Tú ocupas el lugar mas importante en mi mente, y en mi corazón. Aunque me digas que puedo salir herida, no me importa... ¿No entiendes? Sería más doloroso para mí alejarme de ti, abandonarte en tu momento más difícil... ¿Quién haría eso?
Sus dedos buscan enlazarse con ella. Miruna quería sentirse fuerte, porque no podía rendirse también.
El pensamiento se vuelve inestable, la condición de su ser pareciera quebrarse con cada palabra dada, esa pequeña luz que abalanza contra la oscuridad que Hanabi ha de representar, ¿por qué? ¿Por qué después de todo, sus mejillas empezaron a humedecer, mientras las lágrimas pudieron caer? Ni siquiera ella sabe que hacer.
━ Yo... Yo no tengo ideas... Hay demasiadas cosas, mis deberes son otros ahora, pero... Pero tú...
Había extendido la mano por igual, como metal que va hacia el imán, Miruna es quién puede calmar todo malestar, y es por eso mismo que no anhela un mal para ella. Triste estaba, todo su rostro lo mostraba. Mordía su labio inferior, pero eso no bastó para contener el sollozo de su parte.
━ S-Si estoy contigo... Estarás en peligro. ¡No puedo condenarte a ti también! Miruna... Eres la persona a quien más quiero, no deseo lastimarte con todo lo que pueda venir...
Un pequeño temblor se hace visible en sus labios, consecuencia de contener las lágrimas y toda esa tristeza que le haría explotar. Viéndola así, es que Miruna comienza a entender la gravedad del asunto. No todo, porque era desconocido casi en su totalidad para ella lo que Hanabi hacía y buscaba. Sin embargo, comprendió que no podía simplemente irse a casa.
— Hanabi... ¿No hay una solución? Dime, ¿ya pensaste en todas las salidas? Me cuesta creer que te hayas dado por vencida pero si es así no importa, por favor ven...
Su mano se extiende a ella, como una muestra de amor y apoyo, y un gesto desesperado al sentir sus ojos cubiertos en lágrimas. Era mutua, la necesidad de cuidarse pero de algún modo ambas eran incapaces de hacerlo.
Dolió. No debería, todo el complemento actual que le brindó el sistema debería haber eliminado ese tipo de sentires, y sin embargo, escuchar ese tono en su voz dolió como nunca. Mas no podía arrastrarla al mundo que se avecina en ese momento, no a ella.
━ La voluntad cayó, eso fue lo que decía mi pantalla de estado... ¿Sabes la cantidad de personas que murieron a mi lado? Solo te conté sobre un par, sin embargo... He perdido la cuenta de cuantos fueron en realidad.
Reunió fuerzas suficientes para poder continuar, aún si los ojos se cristalizan por la idea de un llanto que busca contener. Entonces frunció el entrecejo, así mirar a Miruna una vez más.
━ ¿¡Qué demonios debo hacer?! ¡No puedo dejar que la mujer de la que me enamoré sufra el mismo destino que los demás! ¡Nunca me lo perdonaría! Quiero cuidarte, pero... ¡Pero!
Pocas veces se había sentido asustada en su vida; verle la mano y oírle hablar de esa manera, resultó en una escena bastante tétrica. Miruna detiene sus manos, las aparta despacio. La voz mostraba claramente su estado triste, confundida.
— ¿Te rendiste...?
El pecho comenzó a doler. ¿De verdad Hanabi estaba hablando de esa manera? No podía ser real. La mujer se para recta, cruzandose fuerte de brazos. Las emociones se volvían más "ruidosas", quería llorar pero eso no solucionaba nada.
— Si me recuerdas y me conoces, sabes que no te voy a dejar. ¿De verdad vas a simplemente entregarte a...esto? ¡No, Hanabi! Nos vamos, juntas...
━ No hay más oportunidades. Dentro de poco, voy a ser quién acabe con muchas vidas, así será de ahora en adelante.
Como mínimo, podría dar las advertencias, lo que se avecinaba en ese estado nuevo de su cuerpo, y asimismo, las consecuencias que trajo el haber perdido. Suspiró con pesadez, para entonces alzar su mano hacia delante, esta se cubre en una densa niebla negra.
Si bien quiere mencionar lo que puede pasar, era mejor demostrarlo con acciones y, no solo palabras.
━ Puedo tener esta conversación contigo porque pude mantener intacto el recuerdo de la persona que más me importa, y es por eso que...
Inhaló, y una vez más la observaría, una sonrisa que solo refleja el dolor que sus palabras no muestran del todo.
━ Estarás más segura si estás lejos... No deseo involucrarte, mucho menos lastimarte.
En verdad no tenía idea ni podía suponer qué ocurría. Pero había un hecho innegable y es que Hanabi, la mujer que conocía, no hablaba de aquel modo sobre sus batallas o sí misma.
El toque se torna caricia y su mano libre busca también darle consuelo, acariciando gentil su cabeza. Contener el impulso de abrazarla fuerte era algo presente. Incluso Miruna sabía cuándo y cómo comportarse en ese tipo de momentos.
— Fracasar una vez no es una derrota ¿verdad? Está bien, puedes volverlo a intentar cuando sea el momento. Ahora no lo es, tienes que descansar... Ya no puedes estar aquí.
El entrecejo de frunce casi al instante, pero... ¿Por qué su corazón latía tan rápido? ... Sí, era cierto. Aún si fuera influenciada por el caos que esos mundos le fueron a imponer, los recuerdos y sentires hacia una única mujer insisten en no querer desaparecer. Fue razón suficiente para no objetar al toque de esa mano suya.
━ Miruna... Yo...
Las palabras frenaron en seco. ¿Qué seguía? ¿Cómo debía mencionarlo todo? ¿Qué debía decir exactamente? Chasqueó la lengua, pues después de mirarla por brevedad, vuelve a apartar la mirada.
━ No lo conseguí. Fracasé... Las cosas en que creía, todo lo que tenía, ahora es una carga más grande de lo que imaginé. Estarás en peligro si permaneces conmigo.
El cambio se mostró una vez más, evidente hasta en el tono. Por supuesto, las palabras desconciertan a la mujer que a pesar de todo, se muestran inmutable y continúa sonriendo. Todo por saber que seguía con vida. Su temor siempre era el no verle jamás.
— No me pasó nada, tuve cuidado. Hanabi, oye...
Volvió a insistir, llamándola. La terquedad iba de la mano con ese amor que tenía hacía ella, así que terminó por tocarla dejando su mano en el hombro, a la espera de obtener su mirada nuevamente.
— ¿Qué hago aqui? Ya lo sabes, necesitaba saber de ti. Estás herida, y este lugar no es el adecuado para que sanes...
Costaba acostumbrarse al nuevo "sistema" que le dio ese destino. Lo que era, el como era, un cambio inmenso al que podría considerar despreciable o repudiable.
Había decidido no mostrarse ante la única persona que no podía involucrar, siendo tantos los motivos por el no quererse acercar. Sin embargo, ahí estaba, radiante ante unos ojos que han sido domados por la caprichosa oscuridad. Hanabi giró el rostro, negándose a observarla una vez más.
━ ¿Qué carajo haces aquí? Este lugar es peligroso, debiste quedarte en casa.
