Y ese era el punto, Miruna no quería nada más, menos si eso significaba un riesgo para Hanabi. A pesar de ese pensamiento, mantiene una mirada dulce sobre ella. Incluso si se negaba a admitirlo, Hanabi era una persona capaz de todo y podía alcanzar esa meta. Tenía que darle su apoyo, lo merecía.
— No vas a detenerte aunque te lo diga, ya sé, eres terca.~ Estoy segura que vas a lograr lo que buscas y después, estarás a salvo conmigo.
Observa las manos de ambas en ese agarre suave. Un suspiro casi imperceptible se le escapa.
— Tienes que regresar siempre, es lo único que pido...
