—¡Agrr, no! — Se retiró la prenda alcanzando al dueño para entregársela.
—Me quieres volver loca y no lo vas a conseguir porque ya lo estoy.
Te veo en la noche. . . — Resopló tratando de deshacerse de los escalofríos.

Ni bien se despoja por completo de su prenda, la coloca alrededor de los hombros de la muchacha—. Búscame cuando sea la hora adecuada. No lo pierdas.

—Si, los demás ciudadanos y yo. Eres el único a la redonda que está utilizando un sueter que pica y es bastante abrigador.
Me gustaría nadar pero. . . no es la hora adecuada.

— ¿"Nos"? —tuerce los labios para no reír descaradamente en lo que voltea a todas direcciones, removiéndose el suéter de a poco—. ¿Quieres nadar?

—Me da algo verte con ese suéter hombre. . . ¡Nos estamos derritiendo de calor!