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Lección #123: Nunca vestir a Helena de maid si Helios anda cerca. Las cosas no terminarán bien. [?!]
 
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H1576413 · F
Apretó los labios. ¿Por qué concederle dicho deseo? Helena continuó aguantándose las nuevas sensaciones que experimentaba por culpa de Helios, sin embargo, temía que ese escaso control pendiera de un hilo que iba desbaratándose hebra a hebra.

Los temblores que paseaban por ella ya no eran de miedo, todo lo contrario, se regañó a sí misma por encontrar deleite en la cercanía, en el calor de sus labios.

Por eso forcejeó, moviendo los hombros una y otra vez. Deseaba deshacerse de él y las consecuencias por no haberse apartado a tiempo nuevamente.

— Ya... Ya suéltame, Helios. No vas a escuchar nada. —
AsLeer · M
Gruñó por lo bajo, cansado de que insistiera en querer "salvarlo". Helios no necesitaba de un perdón divino y mucho menos de la guía de un Ángel, el infierno había sido su hogar desde que apareció por primera vez y, ciertamente, le encantaba; tal vez debía dejar que Helena probara un poco del placer de los pecados. —Lo único que quiero oír de esos labios tuyos son quejidos. Así que deja de hablar —ordenó, esta vez usando un tono más firme que juguetón. Sus manos se hicieron de ambos montes por encima de la tela, cubriendo cada uno con sus palmas y sus dedos; Helios había experimentado demasiado con el cuerpo femenino gracias a sus víctimas y a una que otra amante que dejó vivir, sin embargo, tocar a alguien que definía la palabra "pureza" era mil veces más embriagador. Su boca accedió al costado del cuello de Helena para morderlo suavemente al tiempo que empezaba a presionarle las curvaturas, estaba expectante y ansiaba ver lo que ella haría. Si se defendería, si se rendiría a él.
H1576413 · F
— Estoy completamente segura de que existe bondad en ti, Helios... Es solo que no has logrado encontrarla. — Resopló tenuemente. En su interior peleaba por no levantarle la mano a uno de sus encargos; por otro lado, intentaba no caer en los juegos de Helios.

El paseo de sus manos culminó en un choque emocional que hizo vibrar su cuerpo. Y, aunque no quisiera darle la razón, sabía perfectamente a qué cosas “prohibidas” se refería. Tal vez por ese motivo encontró inusual defenderse.

— Las mismas reglas se aplican en la tierra, ¿sabes? Te lo suplico. Déjame ir. Te ayudaré a encontrar esa bondad que crees inexistente. — A pesar de sus ruegos, sentía las mejillas ardiendo. ¿Era eso parte de vivir en el mundo humano?
AsLeer · M
Una sonrisa socarrona se formó en sus labios, pero ella no habría de notarla merced a la posición. ¿Qué de divertido había en ser bueno? Toda su vida aprendió a ser un desgraciado gracias al progenitor de Avicus; era inútil luchar contra la que ahora era su naturaleza. —Si quisiera hacerte daño, como dices, ya te lo habría hecho —no mentía, había una línea delgada entre su sanidad y su locura, pero se mantenía en la raya gracias a las amenazas de Varrik y a todo el bien que ella le hacía a Avicus. Deslizó sus palmas, esta vez de manera ascendente, pasando por el estómago femenino y haciéndose después del límite entre sus costillas y las curvaturas superiores—. Ahora mismo quiero hacerte otras cosas, igual de malas. Cosas que a seres como tú no les permiten hacer.
H1576413 · F
— Podrías sacar algo de bondad. Te hace falta — Continuó respondiendo físicamente al tacto de Helios por más que intentó resistirse. La cercanía empeoró la situación. ¿Por qué Varrik no acudía a salvarla como en la última ocasión? Tal vez era cierto que al chico le importaba poco su estado. — Lo creería si fuese Avicus quien me dijera eso, pero tú... Has lastimado personas inocentes. Sé que quieres hacerme daño. —
AsLeer · M
—Para molestarte, alguna cosa tengo que sacar de ti, ¿no crees? —deslizó sus dedos por la cintura de Helena, acariciando cada centímetro hasta llegar a su vientre; una vez ahí, tiró un poco para pegarla a sí mismo. Enredar su rostro en el pelo suelto de la fémina fue su siguiente paso, ella olía a fresas y a primavera... Tan pura y dulce —. No te voy a lastimar, relaja tu cuerpo.
H1576413 · F
— Por favor, Helios. Esto no es... — Pausó el habla con un respingo que adjudicó al toque de Helios. — ...divertido. No lo es, ¿me entiendes? — Tras suspirar, agachó la cabeza con cierto aire de rendición. — ¿Para qué hacer esto entonces? —
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—Nunca —respondió con firmeza, remarcando con sus dedos el arco que se formaba en la espalda baja de la fémina—. Eres muy, muy, bonita. Ya te hubiera atrapado de no ser porque Avicus te quiere.
H1576413 · F
— Podría verme en el espejo. ¿Ya me dejas ir? —
AsLeer · M
—No te podrías ver aunque te la quitara.

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