Lo dudo. - Sentenció muy convencido de sus palabras, bebiendo un poco más de esa bebida. Se sentía un poco más relajado al tomar de esta, teniendo la libertad y confianza de hablar de ese tema con la pirata. - He estado bajo la sombra de Ama Úrsula desde que era niño. Me enseñó que el amor es un sentimiento que debo evitar a toda costa. Si es necesario, sentir odio y repulsión por ello.

Bebió contenta del coctel que había preparado. Estando acostumbrada al ron puro y caliente, la sandía se le hacía muy refrescante, sobre todo en esa playa.

Al escucharlo, imaginó de quién hablaba. « Oh~ Yo creo que ya le gustas a alguien~ » comentó muy casual, mientras bebía.

Qué graciosa... - Dijo en un murmullo, tomando un trago más de aquella bebida. Luego, se quedó viendo el cielo despejado, suspirando un poco. - Lady...¿Crees que...Yo podría gustarle a alguien?

« ¿Eh?~ Te lo dije~ » Codeó el muslo ajeno sonriente y sorbió de su bebida. « Es rica y te ayudará a relajarte. Bebe más y cuéntame tus penas, quiero reírme de algo. »

... - Joe dudó por un momento. Observó el contenido de esa bebida y, cerrando sus ojos, dio un pequeño sorbo. El sabor fue bastante fuerte al principio, pero se fue suavizando en cuanto sus papilas gustativas percibieron el sabor de la sandía. Parpadeó varias veces, relamiendo sus labios con timidez. - Mmmm. No sabe mal..

« Ujum~ » Lo miró tranquila, mientras sorbía de su pajilla, el jugo de frutas y el licor entremezclados se le hacía muy refrescante. « ¡Ahhh~! Deja de llorar, Calamar, no te matará descansar un poco y esto te va a ayudar. »

... - El cecaelia observó con a la pirata realizar aquellos preparativos a fin de crear esa exótica bebida. De por sí, nunca antes se había atrevido a beber. De hecho, nada de esas cosas "divertidas" le llamaban su atención. Lo único que hacía era servir a su ama La Bruja del Mar, desde que tiene memoria. -

De verdad eres una experta en la embriaguez... - Dijo en tono de burla. Tomó la mitad de la fruta, olfateando su contenido. Puso una mueca de desagrado, ante el fuerte olor a ron. - ¿En serio quieres que beba esta cosa?

Ahí donde estaba casi podía percibir la infinita ruleta de pensamientos que tenía el cecaelia, aunque pareciera estar quieto. « Ven, preparemos un coctel para tus gustos refinados. » Aquello era por no decir "débiles".

Tomó su navaja, la limpió bien en el mar y abrió la sandía a la mitad. Rompió el interior de la futa para hacer una especie de puré con la parte roja y vertió en ambas mitades el licor del vaso y del resto de la botella de ron. « Toma, bebe. » Colocó una pajilla en la mitad que le dio al cecaelia para que probara aquella bebida propia de quienes trabajaban en altamar. « ¿Eh? ¿Qué tal? »

No lo recuerdo... - Le contestó, luego de tardar casi todo un minuto en encontrar una respuesta concreta a su pregunta. - He trabajado desde que Ama Úrsula me acogió.