-Tras terminar de mandar su mensaje, guardó este nuevamente en su bolsillo y esperó a que la puerta fuera abierta. Desde luego que al ver a la más baja, le dedicó una ligera sonrisa de lado, sin embargo no tardó en pasarle una de las bolsas, cuales a simple vista se notaban el gran peso de estas.-

Tuve que comprar algunas cosas para mi, luego me las llevaré. Ah y tu sueter... me lo olvidé. -Claramente mentía, le iba a dar el abrigo apenas estén dentro, así que se encaminó para cruzar el umbral, mientras su mirada se paseó por los alrededores, observando cada detalle del recinto.- Mi casa es una mansión alado de la tuya. Otro día te llevaré a conocerla. Bueno... no es mi casa, ¿O si...? No la compré yo, sino mi espos... proxeneta. -Llegó a la cocina y comenzó a sacar aquellos productos que necesitaban refrigeración para así guardarlos en el refri, los demás no hacía falta guardarlos.-