— Creo que es otra la que no quiere aceptar la realidad. —
Murmuro para sí misma pero lo suficientemente fuerte para que ella la escuchara. Ahora su concentración estaba en las diademas. Todas estaban muy bonitas y llamativas, hacia que la rubia deseara que pronto sea navidad. Pero toda esa felicidad es interrumpida cuando la presencia de Venom hace su aparición.
— ¡Hey! Vete, llamaras la atención. —
Le murmuró alto, con el ceño fruncido. Miró para todos lados esperando que no hubiera nadie a su alrededor. No se imaginaba lo que la gente haría al verlo.
Prefirió seguir camino, ya que la rubia dejo el tema por la paz, ella no iba a seguirlo. Tomo un par de velas con aromas a jengibre y canela, las cuales colocó dentro de la cesta. — Siempre. ~ Solo que ustedes no quieren aceptar la realidad. — También tomó en aerosol para perfumar el ambiente con aroma a pino, esparciendo un poco alrededor de Eddie antes de colocarlo en la cesta. — Tienes que hacer algo con tu olor. —
Sonrió con cierta ternura al ver como la Araña rosada jugaba con la diadema. Busco entre las decoraciones, tomando el típico gorro de Santa, con intención de colocarselo, pero se vio distraída ante la presencia de Venom. — Siempre quise ver como es que explicas su presencia a alguien... —
La mira, con los ojos entrecerrados. Estaba segura que había dicho "robaría" pero lo dejaría pasar, por esta vez. Después de todo, estaban de compras navideñas. Y cuando escucho lo demás, rodo los ojos, sacudiendo la cabeza. — No siempre, no abuses. — comentó con diversión.
— Y concuerdo con Felicia, necesitas...un buen baño. — Siguió caminando, buscando los adornos suficientes para su casa. Y cuando vio unos lindas diademas navideñas, corrió hacia ellas. — Miren, miren. Qué hermosas. — Se coloco una en su cabeza con forma de reno.
— Gustaría, dije le gustaría. — Fingió reponer su frase, solo por el hecho que disfrutaba hacer compras y que estaba segura en alguna parte habría un reno mucho más lindo que ese. — Siempre tengo razón. Las arañas deberían de escucharme más, les haría la vida más fácil. —
Arrugó su nariz, ya que olfateo a Eddie incluso antes de verlo o escucharlo. — Él también tiene razón en lo que dice, se ven más como cabras, y necesita desodorante... Junto a un buen baño. —
— ¿Se robaría? — Cuestionó, alzando una de sus cejas. Lo normal sería decir comprar. Nego con su cabeza, con una sonrisa. — Aunque tienes razón en una cosa. Son horrendos. — Luego, al escuchar a Eddie, volteó a verlo.
— ¿Cabras? Lo dudo. — respondió, algo sorprendida al ver todas las cosas que llevaba.
— Eso jamás será un reno. Nadie se robaría esa cosa extraña. . . — Le quitó el supuesto reno de las manos, para evitar que quisiera comprar eso, luego la empujó suavemente para que siguiera su camino. — Tienes que buscar adornos más lindos. Esos probablemente vengan con una maldición. —