Parpadeó un par de veces, la mención de la familia es algo que no imaginaba, pero aún así requería una respuesta adecuada. Una mano al pecho y, una suave reverencia le ha ofrecido.

━ Sí. Sin embargo, tenía la opción de abandonar este lugar si veía que la señorita no era alguien a quien decidiera ofrecerle todo; eso es algo que su hermano no sabía.

Melian conocía de memoria la ubicación de todo allí abajo. No tuvo dificultad en acercarse a una mesa, donde la lámpara de gas se encontraba. Cuando la encendió, volvió a darse la vuelta con las manos en la cintura.

— ¿Entonces tú escogiste servirme? ¿A mi? Creí que mi hermano te envió, como siempre hace.

━ Comprendo...

¿La señorita se preocupa por sus actividades? Eso puede ver, aunque son cosas poco comunes de ver en realidad. No imaginó que eso le causaría molestias, ha fallado en cierto punto como sirvienta.
Inclinó la cabeza durante el trayecto, siempre cerca, en caso de que surja algún problema.

━ Ha sido así desde que tengo memoria, servir y proteger a la persona que haya elegido como señora.

— Eso es absurdo. No quiero una estatua a mi alrededor... Puedes hacer muchas cosas aquí.

La sola idea de Giselle viendose envuelta en la monotonía de cuidarla, le causaba rechazo. Si lo que le preocupaba era dejarle sola, la mujer buscaría soluciones.
Giró el pomo de la pesada puerta, entrando en aquella especie de sótano literario.
Entró, caminando despacio porque no estaba muy iluminado aún.

— ¿Siempre ha sido así para ti? Servir y nada más.

Le siguió desde detrás sin ningún impedimento, por el contrario, su mirada apenas pasea por los alrededores. No era la primera vez que entraba, pero siempre resulta en una sorpresa.

━ Lo lamento, soy ajena a otras actividades desde que decidí seguir su mandato: Ocasionalmente leo algunos libros.

Exhala un poco de aire, cansada de tanta formalidad. Melian le llama con el índice, esperando que le siga hacia la sala de entretenimiento; una enorme biblioteca subterránea.

— Que debas cuidarme no quiere decir que estés extenta de divertirte un poco.

━ Lo lamento.

Y se inclinó hacia delante como seña de disculpa. En cuanto a lo siguiente, Giselle inclinó la cabeza.

━ ¿Ajedrez? Lo he jugado antes.

— Me molesta la desobediencia.

Cruza los brazos con firmeza, pero parecía que no podía hacer mucho ante su decisión. Tal vez, persuadirla a otra opción.

— Pero me gusta el compromiso. De acuerdo, quédate conmigo y vamos a jugar ajedrez. ¿Sabes jugar?

━ Es una orden que no puedo obedecer, señorita Melian. Incluso si se ve en paz los alrededores, no se debe bajar la guardia en ningún instante.

— Tonterías. El día de descanso es relajación absoluta, sin permanecer alerta como un perro guardián. ¿Por qué no vas a pasear? Estaré bien.