« Back to Album
 
Newest First | Oldest First
Gs1583918 · M
Más arriba, en el infinito vaivén de las bocas, estaba su sabor; no solo el de su boca, sino su existencia misma. La besó, y en su lengua y saliva le dio el regalo de su ambrosía, del Vitos mismo: la sangre de dioses caídos que ahora era parte de él.

Eso fue lo que compartió con Khione; esa sería la mayor muestra de amor que podría darle.
Gs1583918 · M
¿Qué pasaría si añadía su toque enloquecedor a la mezcla? Moría por averiguarlo.

En su forma real, el aliento no le faltaría en absoluto; de ahí que podría seguir besándola indefinidamente, de ser el caso. Pero se separó, apenas lo suficiente para hablarle; y la falta de distancia real hizo que cada palabra suya fuese un dulce castigo para ambos con el roce entre las bocas provocado una y otra vez al hablar.

—Khione. —Jamás había pronunciado el nombre de la diosa así: con auténtico afán. Con hambre.

Pruébame.

Y antes de cualquier respuesta, de la menor protesta, Glask se perforó el labio inferior con los colmillos, haciendo manar su esencia a la par de invocar sus dones. Ahí donde sus palmas tocaban, Khione podría sentir la influencia de Glask; y, si bien no pretendía lastimarla, sería imposible que ella no percibiese algo más al tener tan cerca el aura enloquecedora del varón: una auténtica fuente de agonía y placer arrebatador para los mortales.
Gs1583918 · M
La mantenía asida, prácticamente atrapada; aunque fuese una prisión dulce a la que Khione se entregó de buena gana, incluso cerrándola al rodearle el cuello. En esa posición, explorar sería natural, tanto por los crecientes anhelos como por su necesidad de aprender, de provocar; de modo que, ayudado por la ligereza de ropas que Khione solía llevar, encontrar de nueva cuenta la tersura de los muslos no fue tarea difícil; y pronto se halló recorriéndolos con mal disimuladas ansias, deleitándose con la corriente eléctrica que azotó sus sentidos con algo tan aparentemente simple como eso.

Pero aún podía hacer más.

Los dones innatos de corrupción de Glask normalmente permanecían en letargo; de otro modo, el simple hecho de acercarse a los mortales significaría la ruina para ellos, haciéndolos descomponerse con su mera, asfixiante presencia; así que las sensaciones entre la diosa y él eran normales, algo que cabía esperar del contacto entre dos seres ultraterrenos.
Gs1583918 · M
Pronto, no quedó resquicio alguno entre ambos. Piel con piel, esa calidez innegable lo azotaba, y parecía hacer otro tanto con Khione; quien le atrajo no solo con deseo, sino con duda. Y Glask respondió de la única forma que podía: acoplándose a ella, su rostro sesgándose a la derecha para que la separación fuese nula, y el contacto, ininterrumpido. Sin embargo, por primera vez desde su ascensión el dios comenzó a sentir cierto abandono de sí mismo, una desconcentración que no había experimentado desde hacía demasiado tiempo; forzándolo a enfocarse y hacer algo más que disfrutar.

Aunque, pensándolo bien, podía hacer ambas a la vez...
Gs1583918 · M
Demanda y rechazo; entrega y reticencia. Podía sentirlas a la perfección, en Khione, en él mismo, revolviéndose a la par de las lenguas; luchando por una supremacía que resultaría inútil en realidad cuando la magnitud creciente del exquisito fenómeno entre ambos los superara por completo.

Podía sentirla buscando más, y al mismo tiempo, atemorizándose de ello. Ahí donde Glask encontraba curiosidad y desafío, Khione parecía ver amenaza, recelo: en el punto donde se enfrentaban a lo desconocido, una frontera que el dios oscuro jamás temió cruzar y que ahora lo llamaba con encanto irrefrenable, exigiéndole poner a prueba todas las teorías e ideas que cruzaban, raudas, por su mente analítica. Pero había algo distinto: ese no era su laboratorio de pruebas, ni Khione un conejillo de Indias.

Y, aunque deseara aprender, la deseaba más a ella.
K1577615 · F
Aunque el enlace era realmente disfrutable quería terminarlo pronto. De lo contrario temía perder ante él por falta de conocimiento.
K1577615 · F
Pero eso no le bastó. Necesitaba más y tomaría lo que sus deseos le pedían hasta quedar satisfecha con la experiencia.

Sus manos se pasearon por las mejillas ajenas, deslizándose para que el tacto de sus yemas diera con las orejas de Glask, después con los límites de su rostro y así hasta llegar a la nuca. Fue capaz de percibir la suavidad de la piel ajena como si de pronto hubiese recuperado el sentido del tacto; por lo que se dedicó terminar por rodearle bien el cuello con ambos brazos para así abrazarse a él aún más, si es que era posible que sus cuerpos estuviesen más juntos.

El chasquido que emitían ambos pares de labios en la unión inundó la habitación y, al fin, empezó a cerrar sus párpados. Creyendo —no, sabiendo— que de este modo lograría obtener una máxima concentración y un resultado más rápido.
K1577615 · F
La manera que Glask tuvo de tomarla entre sus brazos para obligarla a pegarse a él la hizo emitir un suave sonido de sorpresa en medio del beso. Él, sin duda, sabía lo que hacía y Khione había caído presa en la telaraña que el "Dios" —porque todavía dudaba que él fuese completamente uno— había armado.

Le sostuvo la mirada y respondió al enlace de sus lenguas con arremetimientos que parecían clamar por el control; muy distinto a lo que en verdad quería pues su objetivo en ese momento variaba más en buscar con desespero la experiencia que ese momento le estaba dando y las respuestas a preguntas que su cabeza se hizo.

—Ngh —podía jurar que un calor extraño estaba haciéndose con su cuerpo, pero era imposible: un Dios no sentía ni frío ni calor. Se convenció de que debía ser su memoria al relacionar la falsa sensación con experiencias de sus sirvientes en el pasado y lo comprobó al ver su reflejo en los ojos ajenos y descubrir que no existía rubor alguno en su nívea piel.
K1577615 · F
Hasta ese momento todo lo que Khione había podido sentir había sido a través de las sensaciones de sus creaciones o de la posesión de un cuerpo humano, y aunque no por ello sus percepción había sido menos intensa o falsa, sí era la primera vez que era completamente suya y no una consecuencia de la de alguien más. Qué extraño, había pasado todos esos eones alejándose de los Dioses que la pretendían para poder evitarse eso y, debido a su incredulidad, terminó conociendo lo que todas las otras divinidades ya sabían.

No supo si sentirse aliviada o extrañada; feliz o molesta. Sólo supo que estaba experimentando y en el momento se convenció de que eso le bastaba.
Gs1583918 · M
Aquello también era un experimento; y el varón lo llevaría hasta las últimas consecuencias, poniéndose a sí mismo como sujeto y carnada a la vez. Había más que lujuria y simple atracción en ese trozo de eternidad: era un auténtico encuentro entre opuestos que se perfeccionaban mutuamente, caos y destrucción hallándose en los impulsos más primarios para realmente llegar a la perfección, aquello que ambos buscaban a su manera.

En ese sentido, sí, Glask era obra de Khione: pero no su vasallo, sino su contraparte. Su igual.

No necesitaría decírselo o recordárselo: ella lo descubriría tarde o temprano, con la boca de Glask danzando a la par de la ajena, y sus manos ajustándose a la perfección a las curvas de Khione, explorándolas sin miramientos y descubriendo a cada palmo la enervante sensación que seguía embriagando sus sentidos con cada segundo.

Add a comment...
 
Send Comment