---Vislumbramos un secreto ya escondido entre tus fauces, porque acudes a nosotros en nombre de un amor hecho ejemplo de virtudes. De razones que aligeran el peso de nuestras gallardas afrentas.
Contaminaron la piel con una caricia muda de rocío. La pintaron con escamas, con crudo génesis.
---Solemos perdonar el interés, pero no esta faena. ¿Qué anhelas cumplir? ¿Por qué perturbas el tránsito de nuestros sueños? ¿Quién te ha dividido? ¿Quién te ha calumniado?
— Tienes un hablar demasiado lindo y llamativo que me da pena el hablar con usted.
Su mano se alejó con suavidad de esa mejilla tan particular, se quedó sentanda a su lado mirando cada fracción de su cuerpo era tan llamante a su curiosidad que deseaba conocer cada rincón.
— Eres un ser divino que esta ante los ojos de una diosa marcial, ¿como podría no perdonar tal acto descortes?
---Ya no sueñas con la hambruna de tu alma. Ahora labras un camino ante nuestro edén. ¿Eres una saga manchada por las venias de la vida?
Alcanzaron a rozarle los labios y buscaron pintar una caricia en la piel lozana del espíritu que ya hurgaba, entre los finales de esos frágiles sueños que acudían a Mejanr'ar.
Se sobre salto al ver tales ojos tan profundos pero seguramente llenos de vida, su mano se quedó inmóvil a tales actos, y las palabras le quitaron el aliento y quizás un rubor no muy claro.
— Lamento molestarlo, sólo deseaba tocarle el rostro..tiene un color de piel maravilloso.
La admiraron con sus ojos bañados de medias lunas, anhelantes, a pesar que no había ser siquiera que pudiera dominarles. Sin embargo, cayeron, no en vano, en la caricia que les daban, entre la nieve de sus nombres.
Y sonrieron, mansos. Como quiénes despiertan entre etéreas juventudes.
---Dinos, Mishalba, ¿qué podemos cumplir; que deseas pedir con los labios que sólo besan y versan entre los vivos?
