---Naciente de un perpetuo ocaso, hilvanas la llamarada de perfecciones, suscitas venias, gemebundas ofrendas. No callas, no, porque sólo tu hedor es hálito de remembranzas. Terrores y amores, enhiestos colores. Arropamos el tafetán de tu añoranza y de todos tú eres el que preña las auroras de tu cosmos conmovido. Asiente y ora en nuestro nombre, jura al firmamento que nos has hecho el amor de manera cortorsionada. Ay de las estrellas que has parido para nosotros, tú, que eres el predicador, el azote del cielo condenado en la petrea tierra.