Sentía un escalofrío que le recorría la piel de puta a punta, ahora sabía perfectamente bien que la creatura delante suya no era un humano pues sus gráciles movimientos también detonaba un poco la falta de cordinación de su cuerpo, su olor desde luego que era como artificial y su semblante le producía de inmediato un estado de alerta constante
-Vaya... Entonces no tienen nombre ni sentido en este mundo... -

Se quedó pensativo ideando una forma de llamarlo y colocarle un nombre, no quería que fuera uno burdo sin embargo no se le ocurría otro que el que sus labios murmuraron por lo bajo
-Tanin... Si te gusta, ¿Puedo llamarte así?... Significa "Los otros" en mi natal japonés-

Movieron la fragante nevada hermosura de ese caparazón que habían construido. Fue algo sincronizado, humilde, sutil.

Vislumbraron, entonces, a través de los ojos dorados que adornaban ese rostro que los representaban, y con la solemnidad que se permitían, al ser que les había dirigido la palabra.

Dirigieron a la criatura una sonrisa cargada del rocío que conformaría su nombre, sólo que, en esos instantes, ninguno brotó de esos labios manchados de suciedad.

---Poseeremos el nombre que usted nos otorgue desde el fondo de su noble corazón, majestad. Nosotros no poseemos nombres con los cuales podamos ser reconocidos en este universo.

Este... Bien supongo...-Se puso algo nervioso pues jamás le habían llamado de esa manera, ciertamente no estaba seguro de si hablaba con un vivo o con un muerto como en su juventud le ocurría -Un gusto... Shi .. y ¿Usted es?... O ¿Ustedes?-

---Estamos bien, ¿qué hay de usted, su excelencia?

Mmm... Parece un tanto... Molesto, ¿Todo bien?-