*Al igual que a un viejo amigo perdido en alguna parte de su pasado, la joven dama observaría calladamente cada pequeño detalle otorgado por aquella pequeña criatura; Aun miraba como niña, el asombro no dejaba de inundarla. Pudo sentir el soplo de la nariz ajena en su mano, provocando en ella, por un breve momento, un hilo de miedo ante lo que podría ser un ataque o una aceptación de su toque."¿Sera que atacara?"Pensó ella, no llevaban mucho tiempo juntos para provocar una completa confianza. Pero la sorpresa seria la triunfadora sobre el miedo, y seria bien reflejado en sus pálidos labios que pintarían una sonrisa sobre su rostro. Casi de inmediato empezó con las suaves caricias que le eran pedidas. Su alegría se pudo denotar al ladear su cabeza como aceptación, a la par que dos mechones de su larga cabellera dorada caerían al frente de su ahora amplia sonrisa. Vio como una oportunidad para llevar su siniestra a una de las orejas ajenas y recorrerla con tal delicadeza que se perdería en ella un momento.* -Pequeño, ¿Tienes nombre? ¿Sabes hablar?-*Dijo la oji-lila, la curiosidad en ella era característica, no podía pasar un solo segundo sin que viera algo de interés e hiciera una pregunta, aun cuando esta fuese absurda, le gustaba aprender y claro, eso era por lo que vivía. Esperando una respuesta de cualquier tipo, ella le observo sin parar a sus manos y las caricias que esta proporcionaban.*