¿De verdad pensaba que iría a la cama tras haberla molestado de esa manera?. Presionó su sien con sus dedos pulgar e índice de su mano derecha y negó. — No tengo ánimos de revolcarme contigo, Giselle. — Oh claro que tenía muchas ganas, entendía el mensaje pero no iba a ceder tan fácil. — Bajaré a recorrer el pueblo, puedes quedarte aquí a descansar. —
—Porque careces de habilidades sociales, querida. Sin mi elocuencia estarías perdida y probablemente tendrías a la mitad de las pobres almas que habitan cada reino detrás de tu cabeza.— Con calma, palmeó el espacio junto a ella.
—Pero qué haces ahí de pie como una tonta. La cama es suficientemente grande para las dos.— Canturreó una insinuación muy fuera de lugar, la verdad era que ya la había fastidiado y Kiara era mucho mejor follando que hablando.
Se recargó en la pared de aquella habitación, habían encontrado una posada y afortunadamente tenían habitaciones disponibles. Lo desafortunado es que debía compartir dicha habitación con Giselle. — No se porque te acepte. Eres molesta y no entiendo de que manera puedes ayudarme en mi viaje. — Bufó. — Quien sabe, quizás un día de estos te deje a tu suerte ~
Soltó una musical pero estruendosa risa, quizás demasiado forzada para resultar agradable al oído, mientras se acomodaba para sentarse, alzando la mirada hacia la ladrona.
—¡No tengas vergüenza, Kiara! La ignorancia puede llegar a ser ciertamente adorable.— La molestó.
Afiló la mirada y cruzo sus brazos, apoyo sobre su pierna derecha su peso inclinando un poco su cadera. — Soy cazadora de tesoros, entiendo el significado y precio de esas reliquias y además...se leer. — esto último lo murmuró apretando los labios después. —
—¡Depende! Solo un pequeño porcentaje de la sabiduría antigua se ha preservado como regalo a la humanidad. Muchos conocimientos se han perdido en el tiempo, en páginas que han sido destruidas por la crueldad del destino.— Explicó, aunque al final torció los labios en una sonrisa.
