La mirada resplandeciente del Emperador seguía las acciones adversas, incluso sonrió con más energía y entonó una carcajada. ━ Es un regalo traído desde los jardines de Roma, aún lado de mis aposentos. Disfruta tanto como sea posible, esta rosa en particular dura más que cualquiera. ¡Y justo ahora, Caster! Debido al extraño encantamiento que nos tiene atrapados, propongo una exploración, experimentos! ¡Umu, Umu!
Hasta los dioses palidecen con mi magnificencia, pero esta bien. -Sus labios mostraron una sonrisa ladina, una vez que sus parpados pudieron ver esa rosa, la rubia extendió su diestra para tomarla, aproximandola a su nariz en orden de degustar su aroma.-
━ No voy a objetar nada, salvo que puedes al igual que yo incluso rivalizar con Venus y las demás diosas. Por ello... toma, Caster. Una muestra de mi respeto hacía a ti. ━ Sacó una rosa, se puede decir que de la manga y la colocó justo en medio de ambos para que ella la tomará.
Mi belleza es la muestra de mi divina realeza, querido emperador. Debo decir que me esperaba que incluso con otro cuerpo esta se vea reflejada como debia ser. Aunque permiteme, tu tambien te ves muy bien, digno de un emperador.
━ Ahora es cuando, debo llamarte, ¡Reina de Héroes! Sea lo que sea que haya pasado, te ves muy bien, ¡Umu! No mejor que yo, pero si eres digna de mi atención. ¡Eres bella! ¡umu!
