El hombre observó la copa y cómo la servía ella, luego tomó uno de los aperitivos para comerlo de un solo bocado y después tomó todo el contenido de la copa de un trago. A pesar de ser tan avorazado, no fue grosero en sus modales. Él era hambriento en muchas formas.

—Buen vino. — Musitó después de dejar la copa sobre la mesa, sirviendo más. —Parece que has mejorado tus gustos, Zelda. Más fuerte que lo usual.

— Bueno. No estoy muy segura, marearse no debería ser normal creo.

Le ofreció vino al gerudo en una reluciente copa de oro, también los bocadillos que ya había acomodado en el sitio.
Dió un sorbo a su copa inmediatamente.
— Por favor. Bebe.

Al ver a la doncella traer dichas productos, el Gerudo no tardó en hacer un comentario sobre la rubia, uno que podía sonar como reto más que nada.

—Me pregunto si tienes resistencia hacia el alcohol, princesa. Siempre he pensado que seguramente una copa o dos son demasiado para ti.

— Digamos que eso me distrae un poco.

Hizo algunas señales con la mano para atraer a una doncella con todo lo que solicito. Siempre debía estar listo por cualquier cosa.

— Perfecto. ¡Entonces! ¿Vino?

El vino estuvo servido, también instalo una mesita bajita. La rubia sonrió ampliamente. — ¿Bien?

El pelirrojo tomaría asiento a lado de ella con una tenue sonrisa mientras miraba a la mujer. Se imaginaba tal vez que ella empacó algo o alguna de sus sirvientas lo habría hecho. Lo sabría despues.

—Te has vuelto muy interesada en el vino por lo que veo.

— Quesos, fresas y vino.

Eso es lo que le gustaba en días así, Zelda tomó asiento en el pasto fresco debajo del árbol. Acomodó su vestido y mostró una sonrisa, una respiración más tranquila. — Siéntate.

No tuvo que añadir nada más por el momento. Caminó con ella hacia ese enorme árbol que les daría cobijo del sol y después vería qué otras actividades le interesaban a la princesa. Una vez debajo de la sombra, el gerudo lentamente se arrodilló para dejar a la mujer de pie.

—¿Y qué tiene en mente para comer, Reina?

Si quería avergonzarla era algo perfecto para hacerlo por qué el rostro se volvió rojo como un jitomate. Demasiado para ella , por qué sabía a lo que se refería. La rubia encogió sus hombros y volteo el rostro. — me gustaría ir debajo de árbol, y comer algo.

—La tribu Gerudo siempre busca parejas fuertes.

Con ese comentario le haría entender lo que en realidad pensaba sobre la rubia mientras le llevaba por el campo.

—Ahora...¿A dónde más te gustaría pasear?

— Lo resistiré. . . Soy bastante fuerte. A pesar de lo que crees Ganon.
Respondía más confiada, pero no estaba preocupada por ser vista entre sus brazos.