Señor de la Muerte. | "Por El Bien Mayor"
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Hogwarts era magnífica no solamente ser la mejor escuela de magia hasta el momento, sino por ser tan amplia y contar tanto con decenas de lugares plagados de libros y conocimientos, como otras decenas de tantas zonas para aislarse del bullicio de los estudiantes, a Riddle jamás le habían gustado demasiado los sitios pequeños, desde niño los comenzó a repudiar debido a su diminuta habitación del orfanato, por ende siempre que podía, tomaba el camino al exterior, lejos de la perseguidora de Bella, de las miradas estúpidas de los hufflepuffs, de los tontos gryffindors y sus escobas ridículas, y de los pseudo eruditos ravenclaws, el mejor lugar para eso era el Bosque Prohibido, pero solamente lo visitaba en las noches, por el día lo hacía en las afueras, donde de vez en cuando avistaba alguna criatura mágica y la mataba, para descuartizarla y observar su interior, pero en aquella ocasión fue así, no vio una criatura mágica, sino para su sorpresa a un mago sosteniendo entre manos a...Una Serpiente. Capturando su atención tal inusual encuentro, el alto slytherin decidió acercarse a aquel nuevo profesor que, de buenas a primeras, había llegado a Hogwarts a enseñar defensa contra las artes oscuras, resultaba curioso de alguna manera, pues el aura de Gellert no era la típica "pseudo-heróica", como él pensaba, que solían tener los profesores de aquella materia, Riddle no era inocente, tenía una habilidad de legilimancia que solo alcanzaban los magos más brillantes, y una intuición casi perfectamente precisa, y algo le estaba susurrando que esa inminente llegada no se debía a una simple casualidad, que aquel hombre no era tan ordinario como parecía.
Szarasss ash nishazs...— Se escuchó un siseante y perfecto pársel a un metro del rubio, cuan fantasma que hubiere emergido de la maleza, ya se encontraba el prefecto de Slytherin, jugueteando con el anillo de su abuelo, dándole vueltas contra su falange usando el índice y el pulgar de su diestra, sin quitárselo, como manía que había adquirido al pensar en la soledad, manía que le ponía los pelos de punta a algunos de sus "seguidores" —Buenas tardes para usted también, Profesor. —
Como alumno ejemplar que era, sus modales eran impecables "a la luz", incluso llegando a ser muy cínico con los Gryffindors cuando era blanco de muchas miradas, pero no saludar a una serpiente para él era como no creer en la pureza de sangre, inconcebible, hasta les daba más valor que a los mismos humanos. Observó a ambos sin denotar la enorme curiosidad que sentía al ver a aquel hombre capaz de haber tomado a una, ¿Acaso él compartiría su misma fascinación, o era un miserable incapaz de valorar a esos animales como lo hacía él? Ciertamente aquel que estaba obsesionado casi a un nivel de fanatismo enfermizo, quedó con su mirar prendado en la criatura, para comenzar a hablar de aquel modo medio pausado y reflexivo.
— La Serpiente, símbolo de sabiduría oculta, de secretos...de orgullo, y sobretodo...de lo que más puede causar, Muerte... Son perfectas, tranquilas y peligrosas, las conversaciones con ellas siempre son interesantes y útiles. Me enorgullece que sean el símbolo de Slytherin, incluso el prodigioso Merlín como ya sabrá, fue uno...—
Desde el primer Horrocrux que había logrado hacer, ciertos rasgos de aquellas criaturas, símbolo de su casa y parte de su linaje, habían comenzado a hacer acto de presencia en él, quizá por eso su profunda mirada era demasiado similar, por no decir, una copia hecha humana, a la de aquel reptil que rodeaba los hombros del mayor, salvaje y oscura, pero con una fría serenidad que no develaba pensamiento o emoción alguna, más que un cierto brillo de encanto delator en sus ojos cuando veía a una de esos animales que habían sido sus únicas amigas en sus primeros años de vida. Pero como si de un embrujo que abandona su alma se tratase, el semblante del azabache se tornó más serio y desinteresado, inundado de la prepotencia que tanto lo caracterizaba, cuando sus ojos se posaron en el mayor.
—No todas se dejan tomar...Felicidades, usted ha logrado algo difícil...la confianza de una... He de suponer que...¿Le agradan lo suficiente entonces como para atreverse a tocarlas, Profesor Grindelwald?—
Szarasss ash nishazs...— Se escuchó un siseante y perfecto pársel a un metro del rubio, cuan fantasma que hubiere emergido de la maleza, ya se encontraba el prefecto de Slytherin, jugueteando con el anillo de su abuelo, dándole vueltas contra su falange usando el índice y el pulgar de su diestra, sin quitárselo, como manía que había adquirido al pensar en la soledad, manía que le ponía los pelos de punta a algunos de sus "seguidores" —Buenas tardes para usted también, Profesor. —
Como alumno ejemplar que era, sus modales eran impecables "a la luz", incluso llegando a ser muy cínico con los Gryffindors cuando era blanco de muchas miradas, pero no saludar a una serpiente para él era como no creer en la pureza de sangre, inconcebible, hasta les daba más valor que a los mismos humanos. Observó a ambos sin denotar la enorme curiosidad que sentía al ver a aquel hombre capaz de haber tomado a una, ¿Acaso él compartiría su misma fascinación, o era un miserable incapaz de valorar a esos animales como lo hacía él? Ciertamente aquel que estaba obsesionado casi a un nivel de fanatismo enfermizo, quedó con su mirar prendado en la criatura, para comenzar a hablar de aquel modo medio pausado y reflexivo.
— La Serpiente, símbolo de sabiduría oculta, de secretos...de orgullo, y sobretodo...de lo que más puede causar, Muerte... Son perfectas, tranquilas y peligrosas, las conversaciones con ellas siempre son interesantes y útiles. Me enorgullece que sean el símbolo de Slytherin, incluso el prodigioso Merlín como ya sabrá, fue uno...—
Desde el primer Horrocrux que había logrado hacer, ciertos rasgos de aquellas criaturas, símbolo de su casa y parte de su linaje, habían comenzado a hacer acto de presencia en él, quizá por eso su profunda mirada era demasiado similar, por no decir, una copia hecha humana, a la de aquel reptil que rodeaba los hombros del mayor, salvaje y oscura, pero con una fría serenidad que no develaba pensamiento o emoción alguna, más que un cierto brillo de encanto delator en sus ojos cuando veía a una de esos animales que habían sido sus únicas amigas en sus primeros años de vida. Pero como si de un embrujo que abandona su alma se tratase, el semblante del azabache se tornó más serio y desinteresado, inundado de la prepotencia que tanto lo caracterizaba, cuando sus ojos se posaron en el mayor.
—No todas se dejan tomar...Felicidades, usted ha logrado algo difícil...la confianza de una... He de suponer que...¿Le agradan lo suficiente entonces como para atreverse a tocarlas, Profesor Grindelwald?—
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SW-User thinks you are Sweet.
SenecaCrane · M
vámos Grindelwald, siempre has sido malo ocultando tus sentimientos... ira, enojo, poder, tus sentimientos te llevan a tener ciertas actitudes y te conozco. {Caminaba despacio, atento a los movimientos del otro mago}
SW-User
Ich wünsche dir, dass du stirbst :)
SenecaCrane · M
sé que no soportas verme, al igual que te agrada verme
SenecaCrane · M
Gellert Grindelwald.
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// Igual, cuando gustes. 😎