—¿Mal presentimiento? —también se tomó el instante siguiente para dar leña a su imaginación y lo primero que vio fue a un Zelgadiss semi-calvo, con uno que otro cabello de pua en punta y uno que otro más chamuscado... El final era el mismo: ambos huyendo de que una flecha congelada se les incrustara en el trasero [?]—. Bueno... quizá Amelia tenga una mejor idea.
Pensó en tijeras, luego pensó en un hacha y finalmente en una espada pero no tiene ganas de matar a su amigo si no de ayudarlo. Aunque al mismo tiempo no se da cuenta que todo eso iría a perjudicarlo más [?]
—P-pero pero... —
Se imaginó la escena, luego de hacerle ese corte de cabello Zelgadiss se miraría al espejo con la duda de saber qué hicieron sus amigos hasta notar que tenía un corte espantoso que lo haría lucir más feo de lo que era. En esa misma imaginación castigaba a ambos con sus conjuros de hielo [?]
—Yo creo que tengo un mal presentimiento de todo esto—
Adoptó de inmediato una postura reflexiva ante la sugerencia; con una mano bajo el mentón y una amplia sonrisa que no se hizo esperar. Ninguna tijera resistiría tremenda cabellera, ¡pero tenía un plan! Oh-oh... [?]
—¡Tienes razón, Gaudy! —darle validez a una sugerencia proveniente de él ya sonaba, de por sí, bastante mal [?]—. Seguro tu espada de la luz puede hacer algo al respecto y si... —extendió las manos por delante de ella en una pose que simbolizaba una bola de fuego, un drag slave o conjuro similar [!?]—, si no es suficiente, ¡yo misma, en persona, podría colaborar!
Su cabeza comenzó a trabajar y ya le dio una imagen de su compañero completamente calvo. La imagen cuestión le hizo erizar de miedo ya que se veía horrible pero en cierto sentido le hizo reír un poco. No pensaría en semejantes maldades de no ser por ella[?]
—¿Y si le hacemos un corte de cabello? seguro se sentirá mejor y no arruinaría tanto lo que se pone—
—Y yo qué voy a saber —con todo el descaro que la carazteriza, alzó los hombros en total despreocupación—. Es extraño que no decidiera llevar la cabeza calva, sería más simple y no tendríamos que esperar tanto para abandonar una posada cada mañana —y de tacto, nada. [?]
