—Bueno, no... No simplemente dormido, sino que... —rascó su mejilla, apartó la mirada; ya no estaba gritando sino hallando la forma de explicar por qué la situación pintaba tan mal. — ¡Aagh! —pero no encontraba la manera de decirlo sin humillarse... por segunda vez— ¡¿Por qué tienes que ser tan...?! ¿Cómo? —detener su rabieta en seco fue gracias a la visión de aquel mapa que le presentaba; fue suficiente para silenciar su próxima explosión de mal humor y frustración acumulada.

Lo tomó en sus manos con una suavidad nunca antes vista. Curiosa lo extendió y repasó su contenido. En efecto, era un mapa auténtico... La culpa entonces la golpeó con fuerza. — ¿Una sorpresa, has dicho? —no entendía por qué él se tomaría todas esas molestias, pero lo había hecho... Quizá sí, había sido injusta en su trato hacia él.