Ya con la punta de la carne a un extremo suyo, procedió a darle una fuerte mordida que acapararía con una buena parte de aquel trozo. Ya no estaba haciendo fuerza con el tenedor si no que con sus fauces de bestia hambrienta. Como dos perros peleando por una chuleta[?]
—¡Exacto, debes dejar espacio para los platillos de dragón, la carne es mía! —con la boca llena de un pescado a medio tragar, alcanzó a detener con ambos (cuchillo y tenedor) el hurto de la carne asada— ¡Venía en mi menú, yo la pedí, Gaudy! —Era un hecho, para infortunio del personal del restaurante, que no se detendrían hasta el postre. [?]
No era nada extraño que cada vez que comen juntos, el buen momento se transforma en una batalla campal que toma lugar en la misma mesa. El resto de la gente observaba sorprendida la forma en que ambos devoran y se pelean como dragones escupiendo fuego. [?] Pero Gaudy no iba a desistir de sus esfuerzos por querer comerse la mayoría, usando sus tenedores como hábiles espadas, estiró un buen trozo de carne hasta el con tal de darle una buena mordida.
—¡Pues la carne es mía! ¡Recuerda que tu guardaespaldas debe comer el doble! ¡Ah y no te olvides que aún nos queda probar los platillos de dragón!—
¿Modales? ¿Qué eran los modales? [?] Aquel término parecía escapárseles cada vez que un par de cubiertos tocaban sus manos y un manjar arribaba a la mesa. ¡Modales, já! ¡Quién los necesita cuando hay guerra! [?]
—¡¡El pescado es mío, tonto!! ¡¡Quítate, quítate; yo lo vi primero!! —un empujón por aquí, unas cuantas estocadas más a la carne por allá; un pie sobre la silla y el otro empujando el pecho de Gaudy [!?] y finalmente lo obtuvo: SU pescado.
El camarero tuvo que ver el pedido dos veces , es que era demasiado lo que estaban ordenando ¿acaso se lo iban a comer entre los dos? Las caras sonrientes y hambrientas de ellos dos parece confirmarlo al 100% [?]
A mediados de un par de minutos de espera, finalmente llegaban aproximadamente 5 personas trayendo todo lo que ambos habían ordenado en una inmensa variedad de alimentos. Gaudy no pudo esperar a que la comida este sobre la mesa para arrebatar una pieza de carne con un tenedor. No obstante se estaba comiendo lo que Rina también miraba, es cuestión de tiempo antes de que sus tenedores se batan a duelo como un par de espadas.
—¡No te creas que te lo dejaré fácil Rina, lo primero es lo primero, esto es mío y nada más que mío!—
—Sólo soy una chica de negocios. —Con un tono de falsa modestia dejó que la capa cayera de nuevo sobre sus hombros. Avariciosa, pero justa; o al menos, así lo era desde su buen ver.
Tan pronto como llegaron a la ciudad, hallaron el primer local gourmet. Más que una poderosa hechicera y un hábil espadachín, ambos destacaban por ser sorprendentes rastreadores... de comida. [?] Él entró primero, pero ella no le perdió el paso; ambos acabaron sentados frente a frente en una mesa redonda y amplia que pronto rebosaría de platos y bandejas, ollas completas de -presumiblemente- todo el menú. Era casi un rito, un pasatiempo compartido.
—¡Pide cuatro de ése, Gaudy! —indicó con su dedo sobre la carta algún tipo de platillo exótico de abundante proporción— Y luego de aquí hasta aquí. —señaló entonces desde el tercer plato hacia el final del menú ante la mirada atónita del mesero [?]—Sólo para empezar. ~♡
¿Quiere que el pague ¿QUE EL PAGUE? ¡Con todo ese dinero tendrían comida hasta por años! La verdad es que ella nunca dejaba de sorprenderlo. Había dejado a Gaudy boca abierto y con sus ojos como platos playos.
—Sin dudas creo que eres peor de lo que eras cuando te conocí—
Comentó echando un suspiro pesado en conjunto con la pequeña gota de sudor que se manifestaba en su mejilla derecha. Aunque todo eso se disipó cundo recordó lo hambriento que estaba hace un instante, fue el primero en ingresar a este local de comida y el primero en buscar asiento para tomar la carta. De sólo leer las deliciosas cosas que están escritas le hace sacar un río de saliva.
—¡Pues muy bien, yo quiero esto, y esto y esto! ¡No te olvides que debemos ir por el postre luego! —
Desplegó su capa, dejando relucir en su interior tres bolsas de cuero de aspecto robusto y pesado, amarradas a su cinturón.
Señaló la primera. —Éste fue el pago por exterminar a una pandilla de ladrones. Ésta otra, —indicó la segunda—la apuesta que gané a un tonto mercenario que creyó poder vencerme en un juego de pulseadas (por supuesto que conseguí que duplicara su contenido). Y ésta, —su dedo índice apuntó a la tercera y última con rebosante orgullo— la obtuve de un anciano que me contrató; es un pago por adelantado. Necesitaré el dinero para costear el viaje, así que te encargo la comida, Gaudy. —le lanzó un guiño; sí, pretendía comer a cuenta suya. [?]
—Claro tengo algunas monedas de oro y... oye espera un segundo ¿Por qué me preguntas eso? La que siempre trae dinero eres tu —
No era para nada extraño pensar en aquello , Rina siempre se codeaba con enormes riquezas producto de los muchos tesoros que consigue. Aunque Gaudy era bastante tonto como para no percatarse que ella quería comer a cuenta suya.[?]
—¡Silencio! —sólo atinó a darle un codazo tan pronto la hubo alcanzado. Estaba sin aliento, pero muy lejos de detenerse por tal simpleza.
No supo por cuánto tiempo habían estado corriendo [?], pero colina abajo y diminuto como poblado de hormigas, ya era capaz de distinguir techos de paja y humo ascendente de las chimeneas. Eso sólo podía indicar una cosa: vida, pueblo... ¡comida!
Volteó hacia su compañero con la expresión de júbilo renovada. —¿Traes dinero, no es así, Gaudy?
