— Tu tampoco estás nada mal —No puede evitar sonreír ante aquello, pese a que se encontraba vulnerable, él también mostró un lado mucho más suave de sí mismo. El beso en su frente le hizo estremecer un poco, luego sus labios fueron presa de los ajenos y de esta manera noto lo cálido y protector que podía ser, tampoco estaba acostumbrada a ser dulce y suave pero si era así, podría acostumbrarse. Quizás el no estaba entregado a ella como ella a él, llevaría sus manos al cuello ajeno, acariciaria la zona con bastante cariño antes de alejarse del beso y dejar uno suave en la mejilla del lobuno —
Estás muy linda así. — Supo en su instinto que esa es una cara que ella no mostraría a nadie jamás, se ve adorable y delicada. Inclusive sacó un sonrojo en la cara del cazador de héroes, que no había visto nada tan dulce. La rodeó con sus brazos, besó su frente. Y otra vez, unió sus labios a los de ella, pero a diferencia de los anteriores, fueron besos y lamidas cariñosas. Como un lobo alfa calmando a su compañera. Calma su respiración, la recompensa por ser tan buena con él. Ninguna otra mujer habría captado su atención como lo hace ella. Se abre paso dentro de ese corazón de Pro Hero que ella esconde. Pero tarde o temprano lo tendrá entre sus garras. Solo es cuestión de tiempo. —
—¿Acaso era tan fácil romper la guardia de aquella morena? El parecía saber sus puntos más débiles, los usaba en su maldita contra, el calor en ese beso era tal que al estar en esa vía pública eran el foco de todas las miradas, la heroína conejo en ese encuentro semi pasional con el monstruo que casi destruyendo el mundo, ¿A qué no es un escenario muy raro?. El oxígeno le hacía falta, intento dar un paso hacia atrás pero Garou la retuvo hasta que fue muy necesario respirar; ahora un panorama poco visto sería el deleite de los ojos de aquel lobuno, las orejas de la mujer medio caídas y temblando un poco, su cara sumamente roja, boca entreabierta, jadeante y avergonzada; esa maldita sonrisa de Garou y su seguridad al tomarla y besarla fue un atrevimiento muy alto que no pudo dejar pasar en esas reacciones— Tch... ¿Para qué? Parece que siempre sabes cuándo quiero un beso.
Hay calor, hay hilos de saliva conectando las bocas y está esa ferocidad, hambre insaciable con cada choque de sus labios. Cada que empieza de quejosa, sabe exactamente como hacer que se calle. La maneja a su antojo, no la deja separarse hasta que sus bocas agonizan por la falta de oxígeno. Y entonces, se separa de ella, con su mirada afilada y sonrisa lobuna. Orgulloso por la presa que se está cenando. — Avísame cuando quieras otro. Rumi.
— Tch, eres solo un alborotador más, solo eres famoso por ser el aprendiz de Bang —Eso no era cierto en lo absoluto, ni en su tono podía fingir que él no tenía todo el crédito de ser reconocido. Sus mejillas enrojecieron cuando menciono las cosas que le hacía sentir, iba a lanzar un mal comentario, uno de tsundere tan típico en ella pero el pareció leer su mente, termino de cerrar la boca de la coneja en un beso fogoso y bastante intenso mientras esa mano fuerte, capaz de aplastar a cualquiera con un movimiento, le tomaba de la cintura.
— ¿Ves que sí soy famoso? Causé bastante alboroto. El mismo alboroto que te provoco cuando te tengo en la mira. — Le agarró bien de la cintura para darle un beso, fogoso, tal como le gusta.
— ¿Un beso del cazador de héroes, el hombre obsesionado con convertirse en un monstruo, el mejor ex alumno del legendario Bang, el lobo solitario? ¿Crees que la gran Mirko quiere un beso tuyo? (... Por supuesto... Maldita sea)
