22-25, M
GAREN EL PODER DE DEMACIA
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Garen, nacido en el seno de la noble familia Crownguard junto a su hermana pequeña Lux, sabía desde su más tierna infancia que su destino sería defender el trono de Demacia con su vida. Su padre, Pieter, era un militar condecorado, mientras que su tía Tianna era capitana de la espada de la Vanguardia Impertérrita, y ambos contaban con el reconocimiento y el profundo respeto del rey Jarvan III. Es por esto que se daba por sentado que Garen seguiría su ejemplo y acabaría poniéndose al servicio del hijo del rey.
El reino de Demacia había surgido de las cenizas de las Guerras Rúnicas, y los siglos posteriores no estuvieron exentos de conflictos y luchas. Uno de los tíos de Garen, un caballero montaraz del ejército demaciano, les contó a los jóvenes Garen y Lux sus aventuras fuera de los muros del reino para proteger a sus gentes de los peligros del mundo exterior.
Además, les advirtió de que, algún día, algo pondría indiscutiblemente fin a ese periodo de relativa paz, ya fueran los hechiceros rebeldes, como las criaturas del abismo u otro horror inimaginable aún por llegar.
Como si de una confirmación de sus miedos se tratase, su tío fue asesinado en acto de servicio por un mago antes de que Garen cumpliera once años. El joven fue testigo del sufrimiento que esto produjo en su familia y del miedo en los ojos de su hermana pequeña. En ese momento supo a ciencia cierta que la magia era el principal peligro al que se enfrentaba Demacia, y juró que jamás la dejaría atravesar sus muros. Solo ciñéndose a los ideales sobre los que se había fundado y exhibiendo su orgullo inquebrantable, el reino podría estar a salvo.
A la edad de doce años, Garen abandonó el hogar de los Crownguard en Meraplata Alta y se alistó en el ejército. Ejerciendo de escudero, el joven invertía día y noche en entrenar y en formarse en el estudio de la guerra, con el objetivo de convertir su cuerpo y su mente en un arma tan poderosa y certera como el acero demaciano. Fue entonces cuando conoció por primera vez entre el resto de reclutas al joven Jarvan IV, el príncipe al que un día serviría cuando fuera rey, y los dos se volvieron inseparables.
Durante los años posteriores, Garen se hizo un hueco en el muro de escudos como guerrero de Demacia, y pronto se labró una temible reputación en el campo de batalla. Cuando cumplió los dieciocho, ya había servido con honor en campañas por toda la frontera freljordiana, había desempeñado un papel vital a la hora de eliminar a los nauseabundos cultistas del Bosque del silencio y había combatido codo con codo junto a los valientes defensores de Rocablanca.
El propio Jarvan III convocó al batallón de Garen en la gran ciudad de Demacia para condecorarlos ante la corte real en el Salón del Valor. Tianna Crownguard, que acababa de ser nombrada Gran Mariscal, señaló a su sobrino en particular y lo recomendó para enfrentarse a las pruebas necesarias para unirse a la Vanguardia Impertérrita.
Garen regresó a casa para prepararse y fue recibido cariñosamente por Lux y sus padres, además de por el resto de personas que vivían en la propiedad familiar. Aunque estaba muy contento de ver que su hermana se había convertido en una joven inteligente y capaz, no pudo evitar percibir que algo en ella había cambiado. Ya lo había sentido la primera vez que estuvo de visita, pero ahora Garen luchaba contra la auténtica y constante sospecha de que Lux poseía poderes mágicos, aunque nunca se permitía pensar en ello demasiado. La idea de que un Crownguard fuese capaz de blandir los mismos poderes prohibidos que mataron a su tío era inconcebible.
Como era de esperar, gracias a su valor y habilidades, Garen consiguió ganarse un puesto en la Vanguardia. Bajo la atenta mirada de su orgullosa familia y de su buen amigo el príncipe, prestó juramento ante el trono.
Lux y su madre pasaban mucho más tiempo en la capital al servicio del rey y también de la humilde orden de los Iluminadores, aunque Garen trataba de mantener las distancias todo lo posible. A pesar de que siempre había amado a su hermana más que a nadie en el mundo, una pequeña parte de él le impedía acercarse a ella, e intentaba no pensar en lo que estaría obligado a hacer si sus sospechas llegaban a confirmarse. En su lugar, se volcó de lleno en sus nuevas funciones, luchando y entrenando con más intensidad que antes.
Cuando el nuevo Capitán de la Espada de la Vanguardia Impertérrita cayó en combate, los compañeros de armas de Garen lo postularon para tomar el mando y nadie se negó a su nominación.
Hasta el día de hoy, su determinación es firme en la defensa de su patria contra el enemigo. Además de ser el soldado más formidable que ha conocido Demacia, Garen representa los ideales más elevados y nobles sobre los que el país se fundó.
El reino de Demacia había surgido de las cenizas de las Guerras Rúnicas, y los siglos posteriores no estuvieron exentos de conflictos y luchas. Uno de los tíos de Garen, un caballero montaraz del ejército demaciano, les contó a los jóvenes Garen y Lux sus aventuras fuera de los muros del reino para proteger a sus gentes de los peligros del mundo exterior.
Además, les advirtió de que, algún día, algo pondría indiscutiblemente fin a ese periodo de relativa paz, ya fueran los hechiceros rebeldes, como las criaturas del abismo u otro horror inimaginable aún por llegar.
Como si de una confirmación de sus miedos se tratase, su tío fue asesinado en acto de servicio por un mago antes de que Garen cumpliera once años. El joven fue testigo del sufrimiento que esto produjo en su familia y del miedo en los ojos de su hermana pequeña. En ese momento supo a ciencia cierta que la magia era el principal peligro al que se enfrentaba Demacia, y juró que jamás la dejaría atravesar sus muros. Solo ciñéndose a los ideales sobre los que se había fundado y exhibiendo su orgullo inquebrantable, el reino podría estar a salvo.
A la edad de doce años, Garen abandonó el hogar de los Crownguard en Meraplata Alta y se alistó en el ejército. Ejerciendo de escudero, el joven invertía día y noche en entrenar y en formarse en el estudio de la guerra, con el objetivo de convertir su cuerpo y su mente en un arma tan poderosa y certera como el acero demaciano. Fue entonces cuando conoció por primera vez entre el resto de reclutas al joven Jarvan IV, el príncipe al que un día serviría cuando fuera rey, y los dos se volvieron inseparables.
Durante los años posteriores, Garen se hizo un hueco en el muro de escudos como guerrero de Demacia, y pronto se labró una temible reputación en el campo de batalla. Cuando cumplió los dieciocho, ya había servido con honor en campañas por toda la frontera freljordiana, había desempeñado un papel vital a la hora de eliminar a los nauseabundos cultistas del Bosque del silencio y había combatido codo con codo junto a los valientes defensores de Rocablanca.
El propio Jarvan III convocó al batallón de Garen en la gran ciudad de Demacia para condecorarlos ante la corte real en el Salón del Valor. Tianna Crownguard, que acababa de ser nombrada Gran Mariscal, señaló a su sobrino en particular y lo recomendó para enfrentarse a las pruebas necesarias para unirse a la Vanguardia Impertérrita.
Garen regresó a casa para prepararse y fue recibido cariñosamente por Lux y sus padres, además de por el resto de personas que vivían en la propiedad familiar. Aunque estaba muy contento de ver que su hermana se había convertido en una joven inteligente y capaz, no pudo evitar percibir que algo en ella había cambiado. Ya lo había sentido la primera vez que estuvo de visita, pero ahora Garen luchaba contra la auténtica y constante sospecha de que Lux poseía poderes mágicos, aunque nunca se permitía pensar en ello demasiado. La idea de que un Crownguard fuese capaz de blandir los mismos poderes prohibidos que mataron a su tío era inconcebible.
Como era de esperar, gracias a su valor y habilidades, Garen consiguió ganarse un puesto en la Vanguardia. Bajo la atenta mirada de su orgullosa familia y de su buen amigo el príncipe, prestó juramento ante el trono.
Lux y su madre pasaban mucho más tiempo en la capital al servicio del rey y también de la humilde orden de los Iluminadores, aunque Garen trataba de mantener las distancias todo lo posible. A pesar de que siempre había amado a su hermana más que a nadie en el mundo, una pequeña parte de él le impedía acercarse a ella, e intentaba no pensar en lo que estaría obligado a hacer si sus sospechas llegaban a confirmarse. En su lugar, se volcó de lleno en sus nuevas funciones, luchando y entrenando con más intensidad que antes.
Cuando el nuevo Capitán de la Espada de la Vanguardia Impertérrita cayó en combate, los compañeros de armas de Garen lo postularon para tomar el mando y nadie se negó a su nominación.
Hasta el día de hoy, su determinación es firme en la defensa de su patria contra el enemigo. Además de ser el soldado más formidable que ha conocido Demacia, Garen representa los ideales más elevados y nobles sobre los que el país se fundó.