Resopló levemente momentos antes de que iniciara su actuación. El enorme gerudo enfocó la mirada al instante que las notas de laúd se hicieron presentes. No era el tipo de música que acostumbraba oír en su corte pero servía su propósito: distraía al pelirrojo del asunto que le tenía iracundo.

Con plena confianza y una sonrisa más afilada que sus orejas élficas, la fémina entonó una melodía suave en un principio que poco a poco se tornó en un compás animado, que iba con su cantar melódico, digno de un bardo carismático y apasionado— En un oscuro rincón, del Jinete Ganador, fumándose un pipón, y con un colocón
—en su presentación, bailaba de puntillas, como una ninfa a la orilla de un aguacero. —¡Se encuentra Ganondorf! ¡El gran rey!

—Hmm.— Sentado en el trono carmesí y oro, el gerudo bajó la mirada. Sostuvo la vista unos segundos y respondió con un tono serio, pero con suma tensión. —Si confía tanto en sus habilidades como para entretenerme, entonces adelante.—

{Au}

—¡Qué mala cara tiene hoy! Seguramente ha pasado un día aburrido, ¿quizás una canción le alegre el día? —la elfo acomodó su laúd y rasgó con cuidado las cuerdas para hacerlo sonar.